sábado, 20 de noviembre de 2010

ESTADO DE REPOSO

El frío ambiente invernal hace que nos encostremos en nuestras casas, incluso en nosotros mismos. La intimidad es la norma cotidiana en los días de la estación oscura.
Después de jornadas intensas donde los sentidos han estado sumidos en un mar de sensaciones embriagadoras, la resaca inunda el espíritu, lo abotarga y aisla. Por eso la belleza en exceso se convierte en elemento devaluador de su aprecio. El contraste es fundamental, como la variación, inflexión o ausencia de la belleza.
El espíritu necesita descansar, para poder volver posteriormente a llenarse de evocaciones transcendentales El recuerdo en estas circunstancias toma asiento y su uso transforma la realidad auténtica, mitifica el objeto ensoñado y lo dota de cualidades nuevas. Mientras, el invierno toma fuerza.

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