domingo, 1 de enero de 2012

PEPE MARTÍN Y EL PAISAJE DE DÚRCAL

Autor: Pepe Martín. Título: Por los caminos del Valle. Lugar: Sala de exposiciones Manuel Puerta Molina. (Dúrcal) Fecha: Hasta el 5 de enero de 2012.(Publicado en Ideal el 31 de diciembre)

El Valle de Lecrín contiene una riqueza de tonalidades ocres, doradas, verdes y grises que se enlazan para derramarse en la mirada, emergiendo espacios ricos en sugerencias múltiples. El pintor recompone los retazos de la imagen sentida, impregnada de la luz del entorno, para transcribirla en el lienzo.

Pepe Martín muestra una producción plástica que define su trayectoria y capacidad profesional, compuesta por un conjunto de piezas equilibradas y definidas por un cromatismo muy bien engarzado en un dibujo rotundo. Su visualización es agradable por el sosiego que contiene así como por la perfección del detalle.

El dominio pictórico del artista supera la mera reinterpretación de temáticas profusamente trabajadas, pues partiendo de supuestos clásicos se distingue de otros por un mensaje singular. En sus cuadros el tiempo es atrapado, no como instante sólido, sino como flujo que se derrama y pierde, observándose en ellos el pulso constante del transcurrir que cubre nuestro universo, a través de paisajes y elementos intrascendentes de la vida cotidiana, que exhiben sus propiedades cromáticas, la huella de los instantes en movimiento, las tonalidades múltiples del color. La luz es diseccionada en sus posibilidades infinitas, siendo escrutada hasta su esencia última, persiguiendo la sustancia invisible que le da chispa. Esa fuerza vital es la que espolea la mirada, provocando el ánimo hacia estados emocionales presos del resplandor del aura luminosa.

El ordenado colorido presente en su obra se potencia entre sí, provocando una palpitación visual que genera melancolía, tras el paso del tiempo percibido, de los momentos perdidos que llenan casi toda nuestra existencia, o la recuperación, para otros, del recuerdo de su infancia.

La pintura de Pepe Martín constituye una reflexión sobre la importancia de los instantes desechados, en los que la futilidad del deseo se superpone a la apreciación de la realidad auténtica del paisaje cotidiano, invitando al disfrute del tiempo presente.

El espíritu de la luz lo llena todo, ahí está la fuerza de su obra, en contraste constante con el cambio perpetuo. En ella, existe un diálogo interminable entre lo fugaz y eterno, entre el movimiento y lo estático. El ser y el deseo están en plena confrontación, de cuya pugna saltan destellos que potencia la composición toda.

Pepe Martín nos ofrece en esta exposición la calidad artística que contiene, demostrando que su categoría plástica le otorga un lugar destacado en la pintura granadina actual.

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