viernes, 19 de octubre de 2012

CRÍTICA A LA EXPOSICIÓN DE CARLOS PFEIFER EN EL COLEGIO DE ARQUITECTOS DE GRANADA

LA MIRADA RESCATADA Autor: Carlos Pfeifer de Fórmica-Corsi. Título: Homenaje a Carlos Pfeifer de Fórmica-Corsi. Lugar: Primera planta del Colegio Oficial de Arquitectos de Granada. Fecha: Hasta el 2 de noviembre. Sugerente y atractiva propuesta artística es la ofrecida en esta ocasión, diversa y múltiple, variada en las distintas formas de representar la imagen y las formas que la sustenta. Dibujos, pinturas, maquetas y planos, junto con fotografías de sus proyectos arquitectónicos y diseños de mobiliario funcional, es la ofrecida por este creador artístico, que refleja su genio y exuberante mirada, plasmada en papel o en construcciones que asimilaban la funcionalidad, ligereza y elegancia en las formas. En esta crítica me centraré en la producción plástica de Carlos Pfeifer de Fómica-Corsi, arquitecto y pintor, Su pintura posee corrección y equilibrio en el desarrollo del color, que comunica sosiego, temporalidad suave que transcurre plácida, adormilada en la monotonía de los momentos danzantes, cabalgando en la gravidez y armonía estructural en su configuración. Presenta el autor adherencias de estilos varios, que recorren el impresionismo, simbolismo, cubismo, el cartelismo de los años treinta, la estética cinética, la solidez de las figuras o la geometría de la composición que encorseta las formas, que adquiere y funde en un torbellino cromático para ofrecer producciones de originalidad poderosa, ligereza en la solución y seductoras en su contemplación. Algunas veces los rostros de los personajes, que acompañan la imagen central del cuadro, recuerdan a las plañideras o brujas de Goya. Otras piezas sorprende por las perspectivas arriesgadas que intenta plasmar en ellas. El conjunto de temas trabajados por Carlos Pfeifer es diverso, yendo desde retratos, paisajes, caricaturas sociales, bodegones, religiosos o simples composiciones de expresiva habilidad plástica. Me gustan sus caricaturas sociales, mordaces y críticas con las costumbres de su entorno, como las relaciones personales, o pasiones y aspiraciones fútiles que anegan las voluntades, expresadas con un color fulgurante, amable, atractivo, resuelto con una pincelada ágil sobre un dibujo preciso. Atraviesa el espíritu del cómic, a través de un cierto tono moderno de los cincuenta, presintiendo el pop-art, trascrito con un estilo personal. Carlos Pfeifer sorprende, en esta exposición póstuma, por la armonía de sus cuadros, el lenguaje cromático utilizado, atractivo, vaporoso, delicado, y cuando quiere de sensación dramática y fría, desarrollados en relatos inteligentes, que rescatan del anonimato su trabajo pictórico otorgándole la valía que merece.

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