DOCE EN LA
ZUBIA
Autores
varios. Título: Los grandes maestros contemporáneos. Lugar: Galería La Zubia.
Fecha: Hasta el 11 de octubre.
La galería de arte la Zubia inaugura
temporada con una excelente exposición, donde comparten la propuesta doce
pintores de prestigio contrastado, cuyas producciones avalan su maestría. Están
unidos todos por una visión tradicional de la pintura contemporánea,
insistiendo por el difícil trabajo de expresar nuevos modos, para desarrollar
lo definido en la perfección por otros.
Carlos Bellosta muestra un mundo
etéreo, sumido en largos y cadenciosos atardeceres, brumosos, tranquilos, cubiertos de bandas cromáticas donde la
figura define el espacio. Sumida la contemplación en una sedosa instantánea de
rememoraciones poéticas.
Francisco Trigueros rapta la esencia de
la imagen para transplantarla en el cuadro, manteniendo la vibración de las
radiaciones que la dotan de temporalidad. Magnífico este pintor en su realismo
descarnado.
Manuel Barahona es equilibrio,
nostalgia por una forma de vida que se esfuma, expresada en su obra en un
entramado de colores. Capta el espíritu de la vida rural, sus ritmos y pausas.
Estructura los tonos para conformar un entorno armonioso.
Las aristas se desvanecen en las formas
construidas por Ana María Gálvez Son sensuales, realizadas para ser tocadas,
aprehendidas, llamando al tacto cuando son observadas.
José
Baqués propone un universo simbólico pleno en sensibilidad, expuesto en colores
suaves que acarician la mirada.
Geometría hecha imagen, en rostros
verdes y azulados, sensibles y evanescentes, sobre la rotundidad de las formas
sometidas a la amable contemplación. La impronta pop escapa en las formas y
colores de sus piezas. Así es la obra de Gabriel Pórtoles.
Laurentino Martí muestra un laberinto
cromático, donde formas sinuosas juegan
su papel, ordenadas para contener una representación rotunda, profusa y
barroca, de la realidad pensada.
Clasicismo, fuerza, rasgos marcados por
el tiempo, relatando mil vivencias y sufrimientos, se resumen en la pintura de
Galán Polaino.
Muñoz Bernardo nos enseña la luz tenue
que se instala tímida en el cuadro, en
un entorno urbano castizo, con sabor a magia.
La propuesta de Luis Romero posee color
profundo, vestido de azules y algún claro, en espacios ensoñados, sobre un
dibujo rígido sometido a la geometría, con aroma naïf.
Claridad y sensibilidad son signos que
distinguen las producciones de Leonardo Fernández, centrando la mirada en los
momentos y rincones invisibles a la rutina, salvados por la flor, canto de
belleza. Su dibujo es preciso, de color acotado, siendo la realidad autentica
retada en su expresión visual.
Los paisajes de Pedro Roldán
trascienden la materia para expresar la energía que empapa su influjo. Poder absoluto
de la superficie pintada, que rompe el espacio para desbordar el color, con
ímpetu fogoso, oponiéndose los distintos tonos entre sí para eclosionar fuera
del rectángulo y chocar en la retina.
Todos los autores presentes en esta exposición abordan la
representación de la realidad desde una perspectiva propia, unidos en la misma
forma de entender la pintura.
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