viernes, 26 de febrero de 2021

PERSPECTIVAS DE FUTURO

¿ESTAMOS EN EL FIN DE LA HISTORIA?

Los diseñadores de la nueva realidad económica, que se percibe en estos días, proponen que sean las grandes corporaciones empresariales quienes dirijan la nueva sociedad futura. El concepto de Estado se transforma, en sus planes, en un instrumento de organización social supeditado a los objetivos de la planificación industrial. En ésta, la sociedad pasa de ser un elemento decisorio de la acción política a un masa de individuos anónimos, y mediocrizados, cuya misión será producir y consumir. Será cuidada para que paste, consuma, en la gran pradera de productos mercantiles. Se le ofrecerá un mundo idílico, ficticio, alejado de la realidad, donde todo es aparentemente perfecto, basado en normas irrefutables, y tabúes, cuya transgresión llevará a los osados a su invisibilidad, y exclusión social. La libertad individual será una idea teórica, repetida y hueca, pues carece de sentido práctico, estando supeditada al interés común social, o mejor dicho a los eslóganes que dirijen a la opinión pública, preocupada por subsistir y escalar en un camino engañoso, hacia la clase privilegiada. La libertad se convertirá en una entelequia sin existencia tangible.

En este proceso de construcción de una nueva Historia, coinciden, tanto en la organización de la sociedad y la primacía de la producción industrial como fin último, el régimen dictatorial chino y el pensamiento capitalista posliberal. Ambos proponen, además, la existencia de una élite dirigente, en uno el Comité Central del Partido Comunista, y en el otro el Consejo de Administración, los cuales controlarán la sociedad, la producción, incentivando el consumo como fin. Todo aquello que dificulta la consecución de sus fines es atacado, pues les interesa un pueblo desarraigado de la tierra, sin costumbres ancestrales, valores, familia, patria o ideales humanistas tradicionales. Ambos sistemas proponen dos versiones del capitalismo, uno concentrado en una entidad política de pensamiento único, y el otro en un conglomerado de corporaciones económicas unidas por el mismo pensamiento. Ahora parece que están trabajando juntos, su enemigo es el concepto tradicional de Nación o Estado, Europa es un ejemplo, para después buscar una solución de coexistencia, unidos por intereses comunes, o disolución del rival ahora amigo.

Todo lo aquí expuesto parece extraño e imposible. Léase “Capitalismo y socialismo: Marx es Dios; Ford es su profeta” de Alexandre Kojève, como también la versión de la misma idea de Francis Fukuyama, “El fin de la historia y el último hombre”.

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