ENTRE
LA RAZÓN Y EL AZAR
El
pintor taiwanés Ming
Yi Chou
propone una senda hacia el encuentro con el color, entendido éste
como rastro de la luz en su recorrido por el espectro de frecuencias,
energía que vibran de acuerdo a un son acompasado, sometido a las
reglas de los ritmos armónicos. Basado en esta teoría física el
pintor desarrolla la base de su trabajo plástico, trascendiendo la
mera apariencia percibida para adentrarse en el universo invisible
que se abre en la danza cromática. En ese encuentro se rompe la
estructura y construcciones sometidas a las fórmulas, para
convertirse en una revelación intuitiva, donde la mirada penetra a
través de las espesuras de colores, dejándose llevar por los
flujos de luz hacia aquello que presiente. Esto es lo que da forma y
alma a la obra de arte, pues sin este elemento de paso fugaz, en el
instante de la mirada, se convierte en expresión pasajera, que se
devalúa con la observación repetida.
Ming
Yi Chou
muestra
un conjunto de piezas en las que busca la esencia de la visualización
sorprendida, cuando al mirar un cuadro su colorido seduce, surgiendo
la fantasía, la emoción, y, como no, la sorpresa. Pero este diálogo
no es ocasional, sino que es voluble, ya que por la incidencia de la
luz, sobre la obra, se producen nuevas perspectivas que atraen la
atención, estableciendo un diálogo sin fin, respondiendo a los
diferentes estados sensitivos y situaciones de cada encuentro. Las
piezas de este creador plástico poseen diferentes estructuras
cromáticas, que inducen a la curiosidad a través de su entramados,
en otras se genera tensión por la discontinuidad reflejada, o el
trazo que deshace la homogeneidad visual del espacio, estableciendo
en algunas el contraste radical entre el fondo y la claridad que se
supone hay tras él, o pueden que sean puntos de fuga, donde la
mirada rompe la racionalidad y se interna en los vericuetos de lo
intangible.
La
obra de Ming
Yi Chou
está sustentada en un trabajo de exploración del lenguaje del
color. En su elaboración olvida el pintor el sentido de construcción
ordenada, dejándose llevar por el arrebato ante la fuerza de su
influjo, que lo envuelve y extrae de la realidad dictando su propio
desarrollo. Es así como el azar del subconsciente muestra su cara, y
si a esto le añadimos un sentido estético del equilibrio cromático,
se concluye en composiciones de excelente factura artística.
Esta
exposición, titulada Color, comisariada por Fernando Barrionuevo,
permanecerá abierta hasta el día 28 de julio en la galería Meca
Mediterráneo.
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