LA
CIUDAD TOTAL
Autor:
Alejandro Quincoces. Título: Las luces y las sombras. Lugar: Galería
Haurie, Sevilla. Fecha: Haste el 21 de junio.
Siempre
me ha sorprendido la capacidad para conseguir registros nuevos en su
trabajo plástico. Alejandro Quincoces, pintor de amplia proyección
nacional, crea piezas desde la figuración para transformarlas en
imágenes que se quieren disolver en un murmullo de colores,
inestable en su visualización, pues simula cambio permanente en su
danza continua, densidades que quieren absorber las figuras, pesadez
transmitida a la mirada, sensaciones impregnadas en los efluvios
contemplados, consiguiendo la impresión de un ambiente preciso,
liberador del tiempo que sujeta nuestra existencia consciente,
induciendo curiosidad, historias imaginadas, impresiones sensitivas
surgidas ante el paisaje, sólo posible de expresar con los efectos
plasmados en su obra.
Alejandro
Quincoces propone una creación pictórica no estática, sin romper
su estadio anterior, integrándolo en la evolución que el sentido de
sus relatos sugieren. En esta propuesta conjuga la totalidad con lo
singular, el alboroto ruidoso presentido, en la gran metrópolis, con
las estancias solitarias abandonadas en el olvido de la mirada.
Rutina cotidiana, reloj que avanza sus agujas ajeno a la permanencia
inmutable de la estancias. Alejandro Quincoces consigue representar
estos relatos en su obra.
Continuando
con la trama que sostiene esta muestra, el pintor juega con la
totalidad y lo singular, los habitantes supuestos en el paisaje
urbano, o vislumbrados en la profundidad del cuadro como manchas que
se comprenden individuos, y la presencia de sus rostros, unas veces
productos de su recuerdo nostálgico, y admiración, también hay
piezas elaboradas como resultado de afectos, reflejados en los
retratos expuestos, en los que capta emociones, cualidades, ternuras
transformadas en impresiones cromáticas, pinceladas suaves y luces
cálidas.
Pero
además, el artista incorpora en esta producción plástica el signo
del misterio, el lirismo que la memoria empapa en el paisaje
rescatado. Soledad, frío, desasosiego, se convierten en relato
poético pintado, con ingenio y elegancia, atracción a la mirada que
no cesa.
Hay
alguna pieza en la que Alejandro Quincoces incorpora intenso pavor en
el vacío del paisaje, en los que la desnudez mostrada, acompañada
de manchas difusas oscuras en el horizonte, describe la tragedia de
la guerra.
Introduce
el pintor un amplio repertorio sensitivo en su obra, diverso en
miradas y temática, global y sintético al conjugar la vida en toda
la instalación mostrada.
Poco
puedo decir más de este excelente artista, pues su calidad es
patente en sus piezas.
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