EL MUNDO NO ES BASTANTE GRANDE PARA MÍ Y PICASSO
Autora: Ventura. Título: Ventura-Bellaggio. Lugar: Galería de Arte La Zubia. Fecha: Hasta el 14 de marzo.
Este es el escrito que dejó en una nota, antes de suicidarse, el pintor inglés Godward, que vivió entre el siglo XIX y XX. Abrumado por la fuerza del la obra de Picasso optó por quitarse la vida. Su estilo era descendiente, y postrero, del prerrafaelismo inglés, mostrando un universo ideal, estático, frío y perfecto. La imagen externa, fiel reflejo de un mundo armonioso, era el tema central de su obra. Frente a él surge la fuerza desbordante picassiana, expresando una mirada subjetiva, dinámica y rompedora de la imagen, para adentrase en el interior de las formas.
Ventura muestra una producción plástica estructurada en tres grupos de piezas. En un conjunto de cuadros desarrolla un dialogo imaginario entre Godward y Picasso, en el cual, a través de sus producciones, se establece una relación de antagonismo visual que se rompe en la contemplación, para diluirse en la esencia común de la pintura: La descripción del sentimiento que suscita la contemplación de la realidad por el artista. Ambos pintores lo abordan desde perspectivas distintas, mostrando el ideal de vida en que se debatía la cultura occidental al comienzo del siglo XX. Lo objetivo frente a lo subjetivo, la belleza clásica ante la nueva forma de reformularla, lo burgués y el mundo del trabajador, el arte contra la técnica... Los dos pintores abordaban la figura de forma diferente, uno desde el exterior, el otro se adentraba en su interior, la geometrizaba y reestructuraba.
En este trabajo, Ventura nos demuestra que esta pareja de artistas estaban unidos por la representación de su ideal de las formas. Mas su conjunción establece una comprensión de mayor profundidad sobre la esencia humana, la dualidad de la interpretación de la realidad sensible. En estas obras la pintora elabora un conjunto de estructuración inteligente, con una dicción clara, precisa, envuelta de un halo romántico, y delicado, que potencia el mensaje.
En otro grupo de cuadros nos enseña piezas de construcción visual poderosa, intensa a la mirada, atractiva y actual. Los rostros femeninos resumen en su expresión toda una vida, misterios y sorpresas. Con un colorido palpitante conecta con la atención del espectador, sumergiéndolo en el océano de las pupilas de los rostros reflejados.
El último conjunto lo constituye la obra conocida de la artista, tenue, vaporosa, sensual, en un mundo onírico idealizado, que promete una estancia plena de belleza. La serenidad fluye por el plano enmarcado, relatada en colores suaves, azules apasionados, ensoñados y delicados, ocres, rojos evanescentes, que nos trasporta al territorio de las horas indeterminadas, presas de la dualidad del día y noche. Su estilo es elegante, con una dibujo preciso, que traslada el realismo de las figuras hacia relatos poéticos.
Ventura nos propone una obra de gran calidad, inteligencia plástica y suficiencia técnica desbordante.
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