MÁS ALLÁ DE LA FOTOGRAFÍA
Autor
Sergio Larraín. Título: Vagabundeos. Lugar: Centro José Guerrero.
Fecha: Hasta el 27 de marzo.
La magia del instante es esencial para
convertir una imagen transitoria, en el devenir rutinario, en objeto
artístico. Es necesario para ello que el fotógrafo esté en estado
de gracia, sumido en el torrente del azar, paciente y despreocupado,
esperando el resplandor del momento, la oportunidad surgida de las
múltiples imágenes que configuran la realidad.
Sergio Larraín partía de estos
conceptos en su vagabundeo artístico, libre de ideas previas, solo
atento al entorno, buceando en los escenarios desde los que podía
extraer el reflejo interior del ser humano, las pasiones latentes, la
soledad de la existencia, el silencio que envuelve su insignificancia
en la gran ciudad, o su paciente resignación en barrios suburbanos o
zonas rurales. Es una experiencia basada en la globalidad de la
sociedad moderna, que contrasta con temas locales de su Valparaíso o
la diferencia de culturas. La propone como un discurso de ideas
contrapuestas: campo enfrentado a la ciudad, tradición contra
técnica, cultura cosmopolita o local, alta sociedad y barrios bajos.
Estos opuestos son mezclados, o superpuestos, dialogando entre sí,
proponiendo como conclusión la ruptura de una forma de vida
tranquila, sometida a valores establecidos como absolutos, que van
perdiendo fuerza para disociarse en el valor que cada día adquiere,
según la oportunidad que el momento dicte. Es un mundo de
contrastes, que se esfuma en la bruma gris de la sociedad industrial.
Muestra las contradicciones de las bellas estampas urbanas, con la
miseria o vida humilde.
En Valparaíso levanta la alfombra de
la luz, navegando por locales lóbregos, donde caen las máscaras y
viven las pasiones.
Sergio Larraín es un explorador de la
imagen, que deambula libre, viviendo el ambiente, a la espera
tranquila del resplandor extraordinario, que descubra el recuadro
ideal, para ser captado. Surge la oportunidad y, gracias a su
sensibilidad artística, atrapa la imagen. Trasciende a veces la
escena, a los propios actores, para centrarse en motivos y rincones,
en los cuales detecta el halo trascendente que lo aísla del tiempo.
Su proyecto fotográfico es un viaje
hacia un encuentro consigo mismo, siendo la maquina mero instrumento
al servicio de la intuición plástica del autor. Descubre en el
trayecto emprendido que su Ítaca está en él mismo, en el entorno
que lo vio nacer. Ha comprendido a través de sus instantáneas la
esencia de la existencia, superando el instrumento técnico para
describirla sin cesar en sus satori, dibujos sencillos, casi
esquemáticos, inmersos en un colorido ligero, fresco, ingenuo, que
descubre la luz de la trascendencia. Y Sergio Larraín quedó absorto
en el tiempo.
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