martes, 8 de marzo de 2016

LOS VAGABUNDEOS DE SERGIO LARRAÍN


MÁS ALLÁ DE LA FOTOGRAFÍA
Autor Sergio Larraín. Título: Vagabundeos. Lugar: Centro José Guerrero. Fecha: Hasta el 27 de marzo.

La magia del instante es esencial para convertir una imagen transitoria, en el devenir rutinario, en objeto artístico. Es necesario para ello que el fotógrafo esté en estado de gracia, sumido en el torrente del azar, paciente y despreocupado, esperando el resplandor del momento, la oportunidad surgida de las múltiples imágenes que configuran la realidad.
Sergio Larraín partía de estos conceptos en su vagabundeo artístico, libre de ideas previas, solo atento al entorno, buceando en los escenarios desde los que podía extraer el reflejo interior del ser humano, las pasiones latentes, la soledad de la existencia, el silencio que envuelve su insignificancia en la gran ciudad, o su paciente resignación en barrios suburbanos o zonas rurales. Es una experiencia basada en la globalidad de la sociedad moderna, que contrasta con temas locales de su Valparaíso o la diferencia de culturas. La propone como un discurso de ideas contrapuestas: campo enfrentado a la ciudad, tradición contra técnica, cultura cosmopolita o local, alta sociedad y barrios bajos. Estos opuestos son mezclados, o superpuestos, dialogando entre sí, proponiendo como conclusión la ruptura de una forma de vida tranquila, sometida a valores establecidos como absolutos, que van perdiendo fuerza para disociarse en el valor que cada día adquiere, según la oportunidad que el momento dicte. Es un mundo de contrastes, que se esfuma en la bruma gris de la sociedad industrial. Muestra las contradicciones de las bellas estampas urbanas, con la miseria o vida humilde.
En Valparaíso levanta la alfombra de la luz, navegando por locales lóbregos, donde caen las máscaras y viven las pasiones.
Sergio Larraín es un explorador de la imagen, que deambula libre, viviendo el ambiente, a la espera tranquila del resplandor extraordinario, que descubra el recuadro ideal, para ser captado. Surge la oportunidad y, gracias a su sensibilidad artística, atrapa la imagen. Trasciende a veces la escena, a los propios actores, para centrarse en motivos y rincones, en los cuales detecta el halo trascendente que lo aísla del tiempo.
Su proyecto fotográfico es un viaje hacia un encuentro consigo mismo, siendo la maquina mero instrumento al servicio de la intuición plástica del autor. Descubre en el trayecto emprendido que su Ítaca está en él mismo, en el entorno que lo vio nacer. Ha comprendido a través de sus instantáneas la esencia de la existencia, superando el instrumento técnico para describirla sin cesar en sus satori, dibujos sencillos, casi esquemáticos, inmersos en un colorido ligero, fresco, ingenuo, que descubre la luz de la trascendencia. Y Sergio Larraín quedó absorto en el tiempo.


 
 

 

 

 

 

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