LA ODISEA DE LOS DÍAS: EXPOSICIÓN GRUPO ILIBERITANO

EL COLOR DE LA TIERRA

Autores: Grupo Iliberitano. Título: Homenaje al Grupo Iliberitano. Lugar: Milenium Gallery. Fecha: Hasta el 10 de marzo.

Presenta esta galería un grupo de pintores unidos por la pasión del color, el lenguaje emanado de sus entrañas, resolviendo cada uno la plasmación de la imagen según su vocabulario propio. Todos formaron parte del grupo Iliberitano, tertulia de artistas en la cual indagaban en las posibilidades de la expresión plástica. José Hernández Quero, Luis Soriano Quirós, José Galán Polaino, José M.ª. Ysmer Ysmer y Miguel Moreno Romera, conformaron este grupo, los cuatro primeros como pintores, y el último se decantó por la escultura. En las piezas presentes en esta instalación, puede observarse las señas de identidad de los registros pictóricos de cada uno de los autores propuestos.

He de decir que el montaje, aunque acertado, se ha visto limitado por la disponibilidad de las obras de cada pintor participante, pero el resultado consigue alcanzar el propósito inicial del galerista: conocer los rasgos técnicos de cada uno, su propuesta particular del color y forma, además de rendir un homenaje a estos pintores por la calidad de su obra.

José Hernández Quero queda reflejado, en las piezas expuestas, como un artista vibrante, impulsivo, jugando con dos planos, uno racional, geométrico, estancando en el tiempo, sumido en un cromatismo monótono, y otro superpuesto, de gran fuerza, punzando la superficie, resaltando el brío cromático de la imagen. Es muy técnico.

José M.ª. Ysmer Ysmer confluye en la estructura del dibujo inicialmente geométrico, pero se ondula y disuelve en un torbellino de colores, tonos que interpreta la emoción de las horas, la gama variante de los segundos en el transcurrir de la luz. Sus acuarelas son maleables, en cuanto es el pintor quien dirige la acción del cuadro, no las limitaciones acuosas de la paleta, vistiendo el blanco de fulgor y sentimientos. Es hábil con la perspectiva.

De Luis Soriano Quirós se enseña una obra seria, recia, calmada, en penumbra, descriptiva de los años cuarenta. Pude contemplar una de sus últimas exposiciones en Granada, en la década de los noventa, de la cual hice una crítica. En sus composiciones paisajísticas la luz lo invade todo, en medio de un mundo geométrico que difumina lo real hasta la abstracción casi. De los temas sociales, tradicionales, de sabor térreo, deambula hacia lugares exuberantes de colorido, que no se derrite en la composición, sino que reposa sujeto a la linealidad de las formas, contenido, rico, pero no desbordante.

Las esculturas de Miguel Moreno rodean el eje del clasicismo para adentrarse en las sustancia de la materia, en el influjo que logra dotar a su entorno, en el chispazo vital que les infiere para que tiemblen en la mirada.

José Galán Polaino propone su obra perenne, el viaje hacia la persona, la extracción de sus rasgos biográficos en cada trazo, modulados por la intensidad de la gama usada de su paleta, centrado en el costumbrismo andaluz de los gitanos, desgarrando su gesto pictórico en cada imagen de las piezas. Describe con un lenguaje visual las vivencias de sus protagonistas.

La tierra, las gentes, el color y las posibilidades de la imagen representada, unen a estos autores en sus trayectorias plásticas. En los tiempos desmemoriados que transcurren, es loable el recuerdo de aquellos pintores que aportaron, y algunos siguen aún en la brecha, un destello importante en la pintura granadina.