FRANCISCO ALCARAZ
Hace unas semanas falleció Francisco Alcaraz González, pintor indaliano, mente
clara, libre e inquieta, que supo alejarse de su lugar de origen para incorporar
modos propios, que concluyeron enriqueciendo los rasgos definitorios de su
propuesta inicial. Líneas gruesas, poderosas, que quieren pervivir en el tiempo,
rotundidad en la expresión de la imagen, así recoge la primera impresión de la
visualización de su obra.
Prevalece, tras el sustrato del color, la geometría
esquemática del paisaje urbano. El colorido aplicado modula la impresión, según
los tonos utilizados, de poderosa impronta, que deja su peso en el sentimiento
primero suscitado. Genera nostalgia, rememoración de recuerdos felices, momentos
vividos.
En su periodo indaliano más puro transmitía sus obra la austeridad del
paisaje, energía telúrica que influye en las gentes, soledad, precariedad,
sencillez vital, siempre reflejando el peso cromático que arraiga en el lugar,
que surge de sus entrañas, como raíces que dota de propiedades a su entorno.
Cuando pintaba los rincones tradicionales de las ciudades, extraía el espíritu
que habitaba en el ambiente, que en su abandono llenaba sus vacíos, el olvido,
el silencio.
Francisco Alcaraz viajó, se empapó del paisaje, lo sintió, y fue
añadiendo a su estilo primigenio nuevas técnicas, y perspectivas, para abordar
la representación de la escena. En sus viajes ganó intensidad la presión del
color, quien, en su batalla por prevalecer en la conclusión de la obra, cubre
extensamente la estructura del dibujo, mas éste siempre prevalece. El pintor
describe con una linealidad geométrica la esencia del ambiente, arropando su
descripción con las gamas usadas de su paleta, grávidas e intimistas, nacidas de
un pensamiento creativo sosegado.
Ante las grandes metrópolis, deslumbrado por
su esplendor, introduce resplandor en sus cuadros, cuan descubrimiento
revelador, éxtasis instantáneo, en el que aclara los tonos, los suaviza, y pese
al orden de los trazos predominan en la primera impresión.
En sus bodegones
traslada una mirada intimista, acogedora, amable, cálida, según el colorido
plasmado en la pieza, es una representación del descubrimiento luminoso del
tiempo agradable, que escapa a su ritmo. Unas veces es romántico en la
contemplación elegida, y en sus paisajes triunfa la luz verde dorada, donde la
mancha vence el trazo, quien se esfuma ante la vitalidad del color. Hay
ocasiones donde su pintura se convierte en ejercicio lúdico, jugando con las
posibilidades de la creación, intentando transgredir el orden de la composición
establecido.
Francisco Alcaraz fue un pintor que supo evolucionar, adoptando
otras formas de representación plástica, para integrarlas en su estilo propio.
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