Cuando pensamos en las películas del Oeste, nos aparecen las imágenes de vaqueros luchando contra las tribus indias.
Muy pocos saben que los que contactaron inicialmente con el pueblo Apache, y Comanche, fueron los españoles, en su expansión por Norteamérica.
Los primeros exploradores cegados por las leyendas del Dorado se internaron por esas interminables, y desconocidas, tierras, siempre áridas, algunas veces fértiles y templadas. En busca de las Siete Ciudades de Cíbola, perseguían la ubicación de las supuestas minas de oro situadas según los aztecas en el Norte, y que cada tribu encontrada las ubicaban mucho más allá. Así es como contactaron con los indios Pueblo, habitantes sedentarios, agricultores que vivían en casas de adobe, al igual que posteriormente con los Apaches, nación que se conoció al final del dieciocho como Apachería española. Aliados con los nuevos súbditos Pueblo, los españoles fueron creando misiones, en cuya expansión se encontraron con los temibles Comanches, que estaban desplazando a la nación Apache. Esto hizo que entraran en conflicto con los españoles. Aunque al principio mantuvieron contactos comerciales, y la sumisión formal al Rey de España, pronto se rompieron las relaciones entre ambos, iniciándose una guerra perenne en el tiempo, hasta que una audaz acción de las tropas reales, dando muerte a su cabecilla Cuerno Verde, hizo que se estableciera una tregua entre los hispanos y la Comanchería.
Los Comanches arrasaron, en su guerra contra los españoles, y sus aliados Pueblo, Utes y Apaches, gran cantidad de misiones, quedando sus pobladores refugiados en los fuertes, sin salir a cultivar las tierras, por miedo a los cortadores de cabelleras. Los Comanches eran numerosos, y poseían más armamento de fuego que los españoles. Los franceses se convirtieron en sus aliados, vendiéndole mosquetes y armas de hierro, a la vez que aprendieron a usar los caballos. Se convirtió en una caballería imponente, audaz, sanguinaria y orgullosa. La guerra fue larga, mas la audacia de Juan Bautista de Anza hizo que fueran vencidos en Colorado Springs, en 1779. Mientras, los apaches se mantuvieron dentro del límite de Nueva España, adoptaron el cristianismo, nombres españoles, e incluso bastantes hablaban el castellano. No fueron tan salvajes como los presentaron los anglosajones. Al ser vendidas sus tierras, junto a Florida, su obediencia al Monarca español cesó, y los territorios que ocupaban pasaron a ser propios.
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