LA LÓGICA DE LA IMAGEN
Autora: Soledad Sevilla. Título: Variaciones de una línea. Lugar:
Centro José Guerrero. Fecha: Hasta el 27 de septiembre.
El montaje de la exposición destaca por su inteligente y brillante
puesta en escena, donde se ha organizado la obra de tal forma, que el
espectador va captando el proceso de exploración seguido a través de líneas y
ángulos, incorporándose los colores con el tiempo.
Se recoge en esta muestra la producción de Soledad Sevilla, desde los
años sesenta hasta mediados de la década de los ochenta. Son tres
instalaciones, situadas en cada planta del edificio, donde se recorre, y
comprende, el proceso de germinación del transcurrir creativo del trabajo
plástico de la artista. Ésta es una pintora situada en el círculo mágico de los
grandes autores actuales, por lo que
todo aquello sometido a su influencia toma validez, como objeto apreciado.
En la primera planta el visitante se encuentra con un conjunto de
piezas de configuración geométrica. Las líneas se suceden entre sí, en una
letanía visual sin fin, cuan ejercicio de sometimiento mental hacia la
extinción de la voluntad en el orden de la lógica geométrica. De vez en cuando
se observa un signo de humanidad en el trazo, desembocando en la complejidad del
entramado el surgimiento del color, mas todo queda frío y esquemático. Bajo la
norma matemática se repite sin cesar, para llegar a una complejidad superior,
que permite atisbar la debilidad visual del plano, ofreciendo otras
oportunidades para penetrar en su interior. Opina este crítico, que si no se
tratara de un producto de Soledad Sevilla nada diría por sí solo, pero el
origen de su autora, como el contexto donde está incluida, le confiere un valor
fundamental, para poder explicar el
devenir de su posterior producción pictórica.
La segunda planta alberga la serie de cuadros titulada Las Meninas, de
gran formato, inmersos en el color, espacios cromáticos continuos de gran
superficie, sumidos en tonos grávidos preferentemente, estando definidos por la
linealidad que arruga la bidimensionalidad, originando espacios vacíos, salas
donde los personajes se han volatilizado, quedando el entorno desnudo, solo su
energía que lo llena todo, aunque la profundidad se ofrece de forma tímida, sin
querer traspasar los límites elásticos del plano. Es un trabajo espectacular,
inspirado en Velázquez, muy relacionado con las vanguardias del tercer cuarto
del siglo XX. Sostengo que para mí es un poco frío, alejado de la humanidad de
la imagen.
En la tercera planta están colgadas las composiciones donde surge la
imagen tras la abstracción geométrica, fruto de un desarrollo conceptual de la
técnica plástica, logrando la pintora expresar una soberbia instalación.
Triunfa la imagen, se explora el envés de la superficie, indagando en las
posibilidades que el espacio oculto encierra. La serie “La Alhambra” nos enseña
piezas que rememoran el misterio de los patios del monumento nazarí, la poesía
encerrada en sus estancias, propuesta desde una óptica aséptica y alejada de
emoción, bajo una mirada sosegada, tranquila, fruto de un viaje racional que
desemboca en las puertas de la magia. A través de las tramas que recorren el
cuadro, aparecen imágenes insinuantes que reflejan el monumento granadino.
A partir de ahí es otra historia, adentrándose la autora en una
aventura de investigación de la esencia lógica de la realidad, la pasión que
suscita el color, el leguaje psicológico que la describe.
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