LA MEMORIA DE LOS SECADEROS
Autor:
Francisco Carreño. Título: Montaña y Vega: secaderos, huellas y
territorio. Lugar: Centro Damián Bayón. Instituto de América.
Santa Fe. Fecha: hasta final de noviembre de 2025.
Acomete
Francisco Carreño un proyecto en el que aborda la descripción
visual de un territorio de forma integral, incorporando el paisaje y
cultura antropológica del lugar.
Mas
todo paisaje posee un alma que lo sostiene, da carácter, modela a
sus habitantes, explica cómo son sus descendientes, mitos y
ancestros. El peligro de la sociedad moderna es la pérdida de este
lazo con el pasado, quedando sin filiación psíquica los herederos
de esas tierras.
Sea
con esta pretensión, o expresar la formulación del conocimiento del
paisaje, llevando a la reducción visual aquellos elementos que, con
su primera contemplación, definen las cualidades que en él existen,
ha organizado esta propuesta plástica.
En
ésta presenta piezas que nacen casi de la abstracción simbólica,
portadoras de un lenguaje iconográfico, para continuar descubriendo
su origen, situando éste en el espacio físico del lugar,
complemento con los grandes signos que le da su fuerza contemplativa.
En
estas piezas plasma los rasgos de elementos sencillos, constitutivos
de edificaciones del pasado, que resumen la forma de vida de sus
habitantes.
En
otras aparecen los secaderos, abandonados a la suerte de los días,
solitarios en la amplia llanura, interpretado muy bien por Francisco
Carreño en sus composiciones. En ellas incorpora la luz, captada con
una fidelidad absoluta, la cual también añade en sus proyecciones
conceptuales, elaboradas como piezas abstractas. La luz es el genio
que inunda la rica planicie, y en medio de ella, estoicos, permanecen
los secaderos, resistentes al olvido.
Y
siempre, marcando el sello especial del paisaje de la Vega, permanece
Sierra Nevada, con sus cumbres agrestes, moteadas por el blanco de
nieve. El pintor se adentra en sus entrañas, describiendo su rudeza
y grandiosidad, contrastando su aridez con la exuberancia del llano.
Todo ello conforma un espacio singular que por sí solo comunica sus
esencias.
Francisco
Carreño es un artista con larga trayectoria expositiva, que en su
madurez creativa nos muestra una obra de gran interés conceptual,
indagando sobre las estructuras visuales que sostienen la
interpretación del paisaje, ahondando en los efectos que los dota de
una imagen propia, persiguiendo la impresión del halo vibrante que
llena su atmósfera, dando sentido al ambiente que lo envuelve.
Muy
buena experiencia expositiva.
























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