sábado, 5 de abril de 2014

DOPPELGÄNGE DE CARMEN GONZÁLEZ CASTRO


¿QUIÉN SOY YO?

Autora: Carmen González Castro. Título: Doppelgänge. Lugar: Galería Punto Rojo. Fecha: Hasta el 10 de abril.
Me ha sorprendido la claridad de ideas de la artista, la originalidad del concepto desarrollado, el cual sostiene un entramado intelectual profundo, que inquieta e induce a la reflexión al observar sus cuadros. Es joven la autora de esta exposición,  estando avalada por una sólida preparación académica y primeros reconocimientos.
Carmen González Castro muestra una obra realizada con desparpajo, alegremente, aunque en su conclusión final se exprimen sentimientos que expresan desasosiego. Ahonda en la psiquis humana, en las contradicciones de las personas, en el eterno diálogo del yo profundo y aquel que todos creen verdadero. Introduciendo esta confrontación un nervio intenso en el lienzo, que hace vibrar la imagen con fuerza densa para empapar los sentidos. Pasado el embate de la ola visual toma asiento la reflexión, para introducir al espectador en el ámbito del cuadro. Vence, de esta forma, la dimensionalidad de las piezas para abarcar todo el espacio circundante, convirtiendo al observador en un elemento más de la propuesta plástica.
En su obra crea un ambiente de extremo recogimiento, simulado gracias al uso de tonos oscuros, que envuelven los rostros en su confrontación y descubrimiento. Dice la autora que aparte de inspirarse en el autor E.T.A. Hoffmann, para la serie Doppelgänger,  ha utilizado los personajes del cineasta David Lynch. Son el soporte de la muestra. Existen otras piezas llamadas Anamorfos, de tonos más claros y neutros, donde incluye a personajes literarios en constante proceso de transfiguración, inmersos en un estado dinámico de superposición del yo social con su reflejo profundo, deformado y atroz, cuya combinación cinética crea la tercera persona, que desorienta y hace cavilar sobre el trasfondo auténtico del sujeto. Estos escritores, en su vida y producción, proponen el eterno dilema entre la naturaleza del bien y el mal en la esencia del ser humano.
La pintora utiliza colores sobrios, que no rompen el halo tenebroso de la oscura noche del alma, cuando en su desolación descubre la verdadera faz. Su trazo es espeso, ahogando las líneas, que se ocultan como el auténtico rostro del personaje retratado. Carmen González Castro introduce un guiño jocoso en la exposición, una pareja anciana que se mira entre sí. La experiencia, el tiempo y una perspectiva libre de pasiones, les ha permitido descubrir la realidad. Al final de los días las vanidades son humo.
Es inteligente y hábil en la dicción plástica esta pintora, elaborando una producción seria y de buen nivel artístico.
 













 

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