EXPOSICIÓN DE INÉS SÁNCHEZ MORENO

EXPLORACIÓN, MAGIA E IMAGEN

Autora: Irene Sánchez Moreno. Título: Inclemencias. Lugar: Sala Ático del Palacio de los Condes de Gabia. Fecha: Hasta el 28 de marzo.

Luz limpia que potencia una imagen gélida y silenciosa, poderosa y pesada, que arropa el paisaje, surgiendo recortadas las figuras que lo definen. Esta es la impresión primera que asola la mirada del visitante. Es una pintura que deja su huella en la retina, seduce al espectador para incorporarlo a la escena, tal y como quiere la autora provocar en la decoración de la Sala, extrayendo del cuadro el peso del paisaje para plasmarlo en la pared, como mole impresionante que moldea los sentidos, preparándolos para incorporarlos al ritmo de sus composiciones.

Muestra Irene Sánchez Moreno un conjunto de fresca factura pictórica, traspasando a sus óleos un discurso visual, donde aúna tradición con modos y perspectivas actuales. Es este un periodo de búsqueda de expresiones originales de la imagen, indagando en su estructura, en la fuerza del trazo, en el lenguaje del color, en la intensidad de la radiación que da sentido a las formas representadas.

Aborda la pintora el espacio natural, presentado con toda su grandeza, desarrollado en el cuadro como una sinfonía que trascurre evocadora de recuerdos de tiempos áureos, cuando su pureza no había sido hollada por el hombre y su técnica. Busca escenarios desolados, limpios de vegetación, sujetos a la inclemencia de vientos y tempestades. Es la fuerza arrasadora de la Naturaleza quien refleja su influjo en el conjunto expuesto. El ser humano, insignificante, incorpora su acción perturbadora de la pureza primera.

Esta creadora plástica elabora su obra con simplicidad gráfica, usando un lenguaje directo, claro, brillante y efectivo. Incorpora un colorido de origen industrial, trasformando la composición clásica en una impresión digital, como si la pieza original hubiera sido tratada con capas, usando los efectos que resaltan los tonos efervescentes de su esencia cromática.

Irene Sánchez Moreno consigue, en sus óleos, construir una imagen de observación ambivalente, en la que la realidad auténtica es interpretada desde una óptica tamizada por el ojo de la técnica, para configurar un escenario sensitivo, que bucea en la magia de la imagen.