EL NERVIO DEL TIEMPO
Autor: Alejandro Gorafe. Título: El
silencio de los objetos. Lugar: Palacio de los Condes de Gabia.
Fecha: Hasta el 3 de julio.
Es una obra que se decanta hacia la
esencia del espacio comprendido, cuando es perturbado por la
presencia de la materia. La línea rompe el equilibrio visual del
vacío, crea un contorno sometido a su influencia, se sugiere un
plano. Cuando el autor se adentra en la tridimensionalidad de las
trayectorias genera un volumen presentido, campo empapado de la
tensión de las formas.
Alejandro Gorafe define un trabajo
escueto, repetitivo, atormentado por las horas de esfuerzo
invertidas, limitándose a la estructura básica de los contornos, el
símbolo icónico que define la dimensionalidad de la existencia. A
través de sus alambres, nudos, tensiones, laberintos, ensoñaciones
plasmadas en estructuras etéreas, define la energía que trasmite la
materia manipulada en el espacio envolvente, dejando una huella
sonora que resuena en una oscilación sin fin. Es un mantra que no
cesa, se presiente, logrando componer la paradoja del sonido
expresado como silencio, solo la materia, sutil y tensionada, siendo
el espectador quien infunde con su participación fuerza a la
composición. Muestra su obra en volátiles esculturas, reducidas a
la mínima expresión, descarnadas al máximo, trazo plástico que
encierra un profundo significado creativo. Alcanza Alejandro Gorafe
expresar el resplandor presentido de lo creado en una forma desnuda,
la cual contiene una intensa labor conceptual, honda inteligencia,
madurez artística y arduo trabajo.
Consigue el autor presentar una
propuesta que invita a la reflexión, en un sosegado transcurrir de
monótono susurro interior, liberando del entorno. El trabajo se
convierte en meditación, en ruptura de la rutina para perseguir el
resplandor de la vida, consiguiendo el escultor incluir en su
aventura la atención del espectador.
Alejandro Gorafe avanza un paso más
hacia la expresión fugaz de las formas, buscando la sustancia que da
propiedades al espacio, la vibración de la existencia, el pulso de
los momentos. No rompe con la obra anterior, sino que la asimila y
extiende hacia la destilación del concepto, consiguiendo expresar el
nervio del tiempo.
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