SATIN DOLL
El pintor valenciano Andreu Alfaro nos
muestra un propuesta sugerente, de condensado impulso sensitivo,
aunando música y creaciones plásticas a través del gesto impreso
en papel, o formas escultóricas.
Andreu Alfaro rinde homenaje a una
música de intensa raíz étnica, donde la frescura de los ritmos
africanos se mezclan con los occidentales, para original un sonido
fresco, rompedor de moldes y reglas que encorsetan las notas
musicales, saltando al éter libremente, como ritmo cambiante y
caprichoso, que atrapa los sentidos para dejarse llevar unidos en su
compás. Esto
es jazz, emoción, sonidos espontáneos surgidos del alma de quien
los interpreta, que penetran en los espíritus abiertos a modo de
saetas, prendiendo en ellos un fuego devorador.
Hay
momentos en que el jazz se convierte en corriente electrizante que
inunda el ánimo, hasta seducir los sentidos; cuando aparece la
melodía con la auténtica clave sinérgica que espolea, revoluciona,
arrebata, embriaga, y nos introduce en el mundo onírico, presos de
las fluctuaciones de los altos y contrastes, que se convierte en un
cuadro brillante, impresionista y dinámico, si la música fuera
color.
Este
autor plástico, abatido por el arrebato de sus tonos, refleja en sus
dibujos el trayecto ondulante del sonido, discontinuo, sensual, recio
en sus trazos, apasionado. Plasma las partituras en dibujos escuetos,
evanescentes, ligeros, mero pretexto para reinterpretar la melodía
en la visualización de la imagen. Sus esculturas, de hierro y chapa,
son más elaboradas, igualmente aéreas y sinuosas, jugando con la
perspectiva, solidificando el flujo sonoro, convertido en expresión
tangible.
Andreu
Alfaro no se complica con elucubraciones que quieren ser originales y
diferentes, sino que se encierra en su emoción, y transcribe su
pasión por el jazz, en cada una de sus composiciones. Excelente
exposición.
No hay comentarios:
Publicar un comentario