LA REALIDAD SEGÚN J. BLANCHÉ
La pintura de Josep Blanché es una plasmación aparente de caprichos irracionales. Las piezas que expone son evasiones intelectuales, donde el artista discurre azaroso, llevado sin oposición por los cauces del estímulo inesperado. El pintor se deja atrapar por la fuerza del olvido racional, para permanecer indolente en los espacios ilógicos de la expresión fantástica. El resultado se muestra en un conjunto de piezas donde el caos, del universo del subconsciente, es ordenado en formas geométricas, excluyentes entre sí, conformando un territorio de confrontación en el espacio enmarcado. La tensión se intuye al contemplar su obra, como presión interna que actúa como un mar en el que navegan y evitan su roce, pues a partir de ese momento el caos rompería la ficticia realidad mostrada. En medio, en algunas composiciones, hay formas caprichosas, sin ángulos ni rectas, que en su libertad encuentran dificultad en su existencia.
Josep Blanché elabora un trabajo plástico sobrio, áspero a la mirada, que traduce muy bien el concepto central que quiere relatar. Sus creaciones son de técnica mixta, incorporando material textil, donde islotes geométricos, de cromatismo contenido, sientan su influjo.
Esta exposición es una propuesta seria, muy bien estructurada por el artista, de inteligente elaboración, consiguiendo trasmitir la idea vital que aprecia en los días de la realidad imperante. Sabe comunicar con precisión, ajustado a una dicción precisa y serena. Así es la obra ofrecida por Josep Blanché.
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