UN PINTOR GRANADINO EN ALEMANIA
Manuel Ruiz rompe las formas para
transformarlas en color, ordenado y paciente, pues no se desborda,
sino que se ajusta a la figura descrita por el pintor. Presenta
cuatro piezas de gran fuerza expresiva, donde el artista supera su
línea argumental plástica, para proponer una visión actual de la
obra de Lucas Cranach el Viejo.
Con motivo del quinientos cincuenta
aniversario del nacimiento de Lucas Cranach, se celebrará en la
ciudad alemana de Kronach
un homenaje, en el mes de julio, a su obra y figura, siendo invitado
este artista granadino a participar con sus cuadros en la exposición,
que tendrá lugar en el conjunto de actos comprendidos en tal
evento.
Manuel
Ruiz propone cuatro piezas plenas de color, poderosas gamas que
sujetan la composición con fuerza en la mirada, intensidad profunda
que rompe la apariencia para quedar impregnada como destello
recordado, ayudando a descomponer la realidad aparente para penetrar
en el sentido de la obra del pintor homenajeado.
Lucas
Cranach el Viejo fue un artista del siglo XVI, quien, desde la
herencia estética del gótico tardío, introdujo el humanismo
clásico en la pintura alemana de su tiempo. Centró la
representación plástica en la persona, en el mundo terrenal como
idílico recuerdo del Paraíso perdido, evocando formas clásicas.
Introdujo el nuevo enfoque renacentista en la plasmación de la
realidad, perfección de un mundo sujeto a la lógica y proporción,
en pos de una renovación de ideas, y exaltación de la existencia
terrenal mediante la representación del paisaje como elemento
importante dentro de un cuadro.
Lucas
Cranach el Viejo fue un devoto seguidor de Martín Lutero, siendo su
labor artística sustento ideológico de la doctrina de este
reformador. En su obra intenta conjugar la espiritualidad medieval
con la nueva visión terrenal de la existencia, centrada en la
persona y su trato directo con el Creador.
Manuel
Ruiz interpreta la sustancia de su pintura y la desarrolla en sus
composiciones, mediante una figuración de poderoso peso expresivo,
que hunde el plano para generar evasión infinita en el fondo del
cuadro. Cada una de sus producciones constituye un relato transcrito
en elementos simbólicos de lectura sin fin, siempre hay un detalle,
o sugerencia nueva, que surge en su contemplación.
Este
paciente pintor granadino crea en silencio, siendo su obra solicitada
mas allá de nuestras fronteras. Es una de las figuras artísticas de
nuestra ciudad que merece ser destacada.
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