viernes, 1 de abril de 2022

LA PINTURA DE VÍCTOR GARCÍA GÓNGORA

 

SON DE LUZ MEDITERRÁNEA

Halo envolvente de luz mediterránea, en la salinidad del agua, espacio de misterio. La luz estalla en las figuras para modularse en dorado destello, símbolo del tiempo eterno que subyace en su ser, en la encrespada superficie, en los amaneceres y ocasos donde el Sol esparce su flujo áureo que se torna en naranja, rosáceo y verde, en su estallido final de la jornada.
Víctor García Góngora, artista almeriense de variada producción plástica, expresa estas sensaciones en sus piezas últimas, apuesta de arte sentido, que sumerge al espectador en el verbo interminable que permanece en las costas del mar eterno. El oleaje es preludio de su extensión, lenguaje a través del cual relata las infinitas historias que guardan su memoria. Mar misterioso, más brillante, mar eterno, espacio de fantasías, de seres imaginados, superficie de caminos diversos, encuentros e intercambios, impresiones que surgen al contemplar su luz crepuscular en una tarde tranquila.
El pintor traduce muy acertadamente estas sensaciones en las obras expuestas, donde seres sin rostro, marcados por el tiempo, danzan en el interior marino, ajenos al pulso cambiante de las horas. Trasmiten serena contemplación de los momentos gozosos, ajenos al ajetreo de la rutina vulgar, que muchas veces se apoderan de nuestras vidas. Ellos están ahí, encerrados en sus espacio enmarcado, ventana de un mundo de mitos y ensoñaciones, en una danza sin fin.
Víctor García Góngora nos los describe a través de figuras de siluetas sensuales, curvadas, siendo esta imagen quien induce el pensamiento de influjos clásicos.
Danzan, bajo el agua, lo cual nos propone otra idea, el resto de la memoria de aquellos que sucumbieron bajo su poder, que se unieron en su eternidad.
La obra presentada por este artista posee un brillo de estructura calculada, como si una pieza de oro ajado se ofreciera al observador. En ella los seres, que allí se representan, viven ajenos a todo, siempre están. Evasión, sueños y evocaciones se conjugan en las escenas. Atrapan la atención del espectador, lo sumen en su acción, y a partir de ahí lo envuelven en sus aventuras.
Es una creación plástica fresca, dinámica e inteligente, la realizada por este pintor, pues sin abandonar la fuente de la tradición estética actualiza su presencia, resumiendo en su imagen el contenido del tiempo pasado, presente y futuro, todo está en ella. Y sin embargo aparece simple, sencillo, sin enrevesadas formulaciones estilísticas que al final no dicen nada.







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