TORRES BLANCAS
Félix de la Concha expone en la
galería Fernández-Brasso,Madrid. Título: After Fallingwater
. Hasta el mayo 2022.
Hay edificios que conjugan en sí
conceptos y aspiraciones de una cultura. A veces, en la ciudad
diseñada por la racionalidad del pensamiento, sólo con rectas,
círculos y ángulos, sin adornos superfluos, dirigido todo hacia una
funcionalidad que gobierna el transcurrir diario de sus habitantes,
surge la idea divergente, la visión desequilibrante del ritmo visual
ideado, apareciendo como nota discordante en el conjunto urbano.
Aparece como una intención de cambio, de afirmación que anuncia un
nuevo deseo de espacio habitable, lugar de convivencia, trabajo y
estética arquitectónica, que introduce elementos decorativos que
rompen la rutina geométrica, el trazo ondulante, como islas dentro
de la gran isla, pues el edificio describe una convivencia cerrada
hacia el interior, que contempla el exterior desde el hogar
protector. Introduce en su entorno porciones de la vegetación,
naturaleza domada, lo que induce fantasía y diferencia en la villa
organizada como centro productor. Mientras que en el resto de bloques
de viviendas se descansa, o trabaja, bajo la lógica de la
producción, en estos ambientes aislados se disfruta en la evasión
del entorno doméstico.
Félix de la Concha elabora su obra
con estos rasgos definitorios de la ciudad deseada, en la comprensión
percibida al contemplar el proyecto de Francisco Javier Sáenz de
Oiza, arquitecto que planificó el edificio madrileño Torres
Blancas, el cual convirtió la edificación, insertada en un mundo
funcional, como propuesta estética que aspiraba al ensueño de las
formas, envuelta en una geometría azarosa, reflejo del orden
creativo natural.
El pintor aborda la representación de
este hito arquitectónico plasmado con rotundidad, si fuera un
espejismo en el tedioso escenario de la ciudad encorsetada en las
líneas rectas, delimitado en un dibujo preciso, que es superando por
la fuerza cromática incorporada, resaltando la carga del color, su
influjo y lenguaje sensitivo. Esplendor, descubrimiento, asombro, se
describen en la lectura visual de los tonos impresos, confundido todo
en el destello rutilante solar, que deshace la placidez de los
colores. El entorno urbano aparece marcado con fuerza en sus
trazados, contrastando con la suavidad lineal representada en Torres
Blancas; es así como el artista modula el mensaje que quiere
transmitir a través de este conjunto residencial.
Félix de la Concha posee un estilo
directo, de poderoso impacto visual, rico en sugerencias y evocador
de sensaciones varías, mostrando con sencillez su ideal de ciudad y
vida. En sus piezas la luz marca el orden de su contemplación.
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