LA
NATURALEZA SEGÚN IVÁN SHISHKIN
Iván
Ivánovich Shishkin (1832-1898) fue un pintor que transformó, junto
al colectivo de Pintores itinerantes, el realismo en la Pintura.
En
sus piezas se observa un dibujo de gran nitidez y limpieza,
reproducción exacta de la imagen, libre de añadidos subjetivos del
pintor, que portan ensueños, lírica, sentimientos, en la
plasmación del instante vivido. Él se limitó a reflejar su
realidad desde una óptica ajena al cuadro, vista la escena con una
mirada pulcra, sólo limitada a la reproducción exacta del paisaje
vivido. No significa lo anterior que Iván Shishkin reprodujera la
realidad como una estampa sin vida, congelada y desangelada, sino que
fue tan hábil que comprendió el ángel que anidaba en la
Naturaleza, en las circunstancias de su entorno, incorporándolo en
el espacio interno de sus composiciones.
Es
su obra un canto a la fuerza del paisaje, describiendo la grandeza de
las superficies forestales en la inmensidad de los Urales. Supo
extraer la energía de sus verdes, la vibración de los rayos solares
en sus hojas, el contraste de los claroscuros, la libertad de los
campos sin límites.
Es
su trabajo plástico una indagación en las sombras de los bosques,
persiguiendo el rastro de los genios que modelan el carácter de los
que osan habitar en sus dominios. Es por lo que Iván Shishkin
contribuyó, junto a su grupo, a descifrar la auténtica alma eslava,
aquella que centraba en el hombre la relación con su
entorno. La claridad triunfa en sus obras, impulso del esplendor en
su fondo, describiendo con un dibujo perfilado, casi de contornos
cortantes, las formas que nadan en el color, donde el azul de la
inmensidad celeste, y el verde vital, imponen su presencia.
La
Pintura realista agotó sus posibilidades en su época, Iván
Shishkin fue uno de los culpables de su belleza sin límite.
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