AGUA SOBRE PAPEL
Autores
varios. Título: Agua sobre papel. Lugar: Casa de los Tiros.
La acuarela es una técnica muy
trabajada, difícil de manejar cuando se quiere expresar una
propuesta profunda y novedosa, siendo la habilidad del artista, su
ingenio y visión plástica, quien resuelve su conclusión.
La Asociación de acuarelistas de
Granada muestra en la Casa de los Tiros un conjunto de exuberante
colorido, variedad temática y excelente elaboración. Hay de todo,
obras de factura clásica, muy buen nivel pictórico, y bastantes
piezas de gran originalidad.
El maestro José Carmona, acuarelista
referente de nuestra pintura, expone una pieza dentro de su línea de
producción histórica. Rica en color, complejo entramado de
pinceladas y detalles múltiples, auténtica condensación cromática
que trasmite el frescor del jardín, el misterio tras los muros, la
perennidad de la tradición.
Me ha gustado también la obra de
Francisco Jiménez Narváez, el interior de su café, vacíos que por
sí solos rememoran horas de charla, personas, soledades y alegrías.
Colores cálidos bañan el ambiente, llenan la estancia, invitando a
permanecer allí. Juan Bullejos vence, en su propuesta, la pastosidad
del trazo para mostrar una imagen limpia, clara, precisa, de tonos
sólidos pero contenidos, donde el esplendor de la luz vence el
abatimiento. Igual ocurre con la pieza de José Gerónimo, de
elegancia visual, sencillez e inteligencia, jugando con las manchas
monocromas sobre el blanco, surgiendo una estampa apacible de
rememoración oriental. Antonio Vela, como Maribel Martos, se centra
en el detalle habilidoso, de líneas perfiladas, sobre todo la
última, dominando el pincel, ejercitando con destreza la complejidad
del dibujo mediante los trazos acuosos. En cambio Aurora Susino se
adentra en los espacios del color, jugando con sus intensidades, con
la gama de azulados, verdosos y rojizos, consiguiendo una obra de
serena belleza y plácida contemplación. Mientras, José María
Sánchez enseña una acuarela de paleta reducida, de sedosa mirada,
elegante puesta en escena, suave transcurrir como si una balada
fuera. Similar es la propuesta de Patrik Rodríguez, aunque de menor
intensidad. Es equilibrada la pieza de Manuel Alejandro Rodríguez,
delicada transición entre la densidad del mar especular, con sus
verdes y ocres, hacía el cielo de azulado tenue, rasgado por manchas
rojizas. Adrián Marmolejo expone una composición intrincada en las
formas, dinámica en la mirada, exhausta producción. Miguel Ángel
Lacal describe el paisaje del extrarradio de la ciudad, con sus
vapores y humos al fondo, en un colorido de elevadas intensidades y
caídas delicuescentes de color.
Todos los presentes en esta
instalación demuestran frescura compositiva, valía artística y
gran capacidad plástica.
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