EL COLOR SE DESVANECE
Finaliza este año y el mundo de la
pintura granadina palidece, al perder cinco de sus pintores más
queridos y representativos.
Fernando González fue un nexo de
unión entre la representación tradicional, de las costumbres de
nuestra ciudad, y los modos actuales de expresión de la imagen en el
cuadro. Supo unirlos y elevarlos a una forma de composición
pulsante, poderosa, dotando de alma cada una de sus piezas. La
esencia de la emoción organizaba su trabajo. Con ímpetu iniciaba la
elaboración de sus composiciones, reflejando la realidad vivida, la
realidad soñada, todas en una, brotando del centro del cuadro un
torbellino cromático que se aclaraba en su periferia, quedando
desvelado el testimonio de la imagen sentida, gozada ante la
seducción de los momentos de la luz triunfante.
Nono Carrillo (Antonio García
Carrillo) era un exponente de la raíz clásica de la pintura de esta
tierra, el cual dominaba el discurso visual sin salirse de los
cánones sobre los que asentaba el trabajo de su pincel. Estilizado,
idealizando sus escenas, daba respuesta a la imagen solicitada para
el lugar destinado.
Rafael Revelles significó la medida,
pulcritud, orden en el espacio pintado, equilibrio y mesura, dotado
de fuerte acento académico, rotundo en sus producciones artísticas.
Su trabajo fue adaptándose al cambio de gustos y estilos, pero
siempre sin abandonar las fórmulas que le dieron siempre éxito en
sus composiciones, en las cuales la geometría y armonía estaban
presentes. Mostraba desde una mirada íntima su recreación de la
realidad. Fue maestro de muchos artistas actuales.
David Zaafra constituyó la pasión
desbordada, signo de identidad del arte jondo, sublimación de la
imagen y el gesto, pero también concisión, salvada siempre la
levedad elegante, cuando se alejaba de sus temas cotidianos, véase
su colección de estampas sobre las aventuras de Don Quijote,
sencillas, escuetas, centradas en el relato, vitales, genialidad
impresa, o sus cuadros de santos que escapan del concepto común,
para exponerlos como exaltaciones sumidas en una delicada exposición
cromática. Buscó nuevas formas de abordar la imagen, sin romper el
molde de la figura, trabajando con elementos matéricos novedosos.
La desaparición de Julio Juste fue
inesperada, dejándonos a todos desorientados. En su última
exposición, aún presente en los Condes de Gabia, se resume la
maestría que atesoraba y fuerza creativa. Trasladó la superficie
cromática, el trazo de la figuración, a diversos soportes,
extrayendo el mensaje sensitivo, la sustancia que lo intuye,
experimentando con distintas formas y materiales, rompiendo el límite
del marco, para salvar la luz en sus múltiples tonalidades, flujo
intangible, suspiro visual, que con su roce ejerce el efecto deseado.
Quiso adentrarse en la estructura íntima del color. Abrió nuevos
campos en la expresión plástica.
Fernando González, Nono Carrillo,
Rafael Revelles, David Zaafra y Julio Juste, han sido signos
destacados en la creación artística de Granada, su desaparición
hace que este sea un año triste para la Pintura.
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