DE TAL PALO TAL ASTILLA
Publicado en Ideal el día 21 de mayo de 2013.
La
fotografía es arte cuando salva la mera imagen para detenerse en el detalle
sorprendente, en el gesto rico en historias, en el momento especial que seduce
la atención. El ingenio de la mirada
supera la técnica de la máquina, encontrando el momento que atrapa el
entendimiento, trasportando al espectador a un estado reflexivo, si no al
sentimiento que brota al contemplar la imagen congelada. Es el artista el que
se expresa a través del medio utilizado, no dejándose doblegar mansamente por
él, sino que es él quien modula el resultado, busca la oportunidad del
encuadre, encuentra la emoción fugaz,
aprehendida por su sensible mirada.
Javier
González usa los medios técnicos para componer imágenes de gran belleza, sea
unas veces el rico colorido que inunda el entorno, la flor como símbolo de la
perfecta creación, vibración armónica visual, que simula las notas musicales
del canto triunfal de la Naturaleza en su esplendor. Otras se detiene en el
gesto, en el relato de una vida, de pasiones o desencantos. Refleja muya bien
los estados, y actividades, humanas. Denuncia en unas fotos, reflejando de
forma descarnada la injusticia de la miseria, en otras canta a la vida, a la amistad, mostrando una
visión trascendente a través de la cultura popular, de sus ritos y creencias.
Hay veces que se detiene en la sencillez insólita de la forma escondida,
descubriendo sus perfiles, las posibilidades de las figuras presentes en
nuestro derredor cotidiano.
Todo
el conjunto simula un amplio puzzle, en el centenar de fotografías expuestas,
que configura su realidad, aquellas vivencias que mueven su actividad vital y
también las que les indigna. Las fotografías expuestas constituyen un relato
visual de todo aquello que enciende su pasión. Javier González nos lo cuenta de
forma clara, punzante, delicada en
ocasiones, yendo más allá de la imagen para ahondar en la esencia de la
percepción, encontrando el alma del reflejo contenido en sus fotografías. Capta
el resplandor que escapa de las formas, que nos dibuja en un lenguaje
invisible, pero sentido, la naturaleza íntima de la existencia. Es un poeta de
la imagen.
Existe
una profunda coincidencia con la obra de su padre, Fernando Gonzalez, pintor de
gran talento, pues ambos coinciden en recoger las vivencias visuales que dan
sentido a su inquietud creativa. De tal palo tal astilla.
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