viernes, 7 de enero de 2011

ESTADO DE REPOSO

El frío ambiente invernal hace que nos encostremos en nuestras casas, incluso en nosotros mismos. La intimidad es la norma cotidiana en los días de la estación oscura.

Después de jornadas intensas donde los sentidos han estado sumidos en un mar de sensaciones embriagadoras, la resaca inunda el espíritu, lo abotarga y aisla. Por eso la belleza en exceso se convierte en elemento devaluador de su aprecio. Igual ocurre cuando se observan las perfectas e inaccesibles obras de un artista; si utiliza el mismo tema en cada una de sus creaciones la admiración inicial se transforma en tedio, se dirá al final ( no está mal !, le sobrarán casi todas ellas; con dos o tres basta para saber lo que éste dará de si. Por eso el contraste es fundamental, como la variación , inflexión o ausencia de la belleza.

El espíritu necesita descansar, para poder volver posteriormente a llenarse de evocaciones transcendentales desprendidas por la obra realizada. En éstas se condensan, y congelan en el istante de la creación, las energías sensibles aprehendidas por el autor. La temporalidad es detenida, apresada, el artista actúa en conexión con la transrealidad que la naturaleza ofrece, sean externas o también del mundo tal como lo percibe , cree y sueña.

El recuerdo en estas circunsancias toma asiento real, es el foco que irradia la inspiración, su uso transforma la realidad auténtica, mitifica el objeto ensoñado y carga de cualidades nuevas. Llega un momento en que es mejor parar, no repetirse, alimentándose del silencio y esperar el chispazo revulsivo que explote e ilumine una nueva vida sensitiva, más cerca de la belleza que la anterior , e incluso con otros elementos diferentes que originen el contraste refuerzo de ésta.

El invierno aplica su fuerza, pero si como dice Eliot es primavera en invierno ) cómo apreciarlo en su verdadera presencia ? . El tiempo dirá.

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