Imponente se mantiene en guardia la fortaleza en el pueblo de Cabo de Gata. Muestra su fuerza que aún perdura, estática y testigo del paso lento de los días, inmersa en una letanía secular de años, incomprensible a nuestra futilidad de momentos sentidos. Vigila la costa, divisa el Cabo, a la vera del camino que a la sierra conduce. Erguida luce su esplendor, olvidada ya, guardando recuerdos de soledades y angustias, en un terreno remoto.
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