jueves, 7 de abril de 2011

EL DEPORTE Y SU PAISAJE

Título: El deporte y su paisaje. Autor: Rafael Vega.
Centro Cultural Gran Capitán. Hasta el 17 de abril.

En la elaboración de una obra de arte es extraño observar temas deportivos, pues los pintores apuestan por otros aspectos de la realidad, el deporte en muchos casos transcurre ajeno al mundo de la cultura. El paisaje sin embargo es un tema de extensa creación, pero por su recurrencia en las obras creadas pierde interés y es difícil de superar por la calidad alcanzada.

Rafael Vega presenta en la exposición aquí comentada una obra que incita a la reflexión artística, por la estética que muestra, el dominio cromático utilizado y la solución compositiva en la que concluye sus obras. Invita también a la meditación ética, reflejando la dialéctica perenne entre el hombre y las circunstancias que oprimen su existencia.

Es interesante la conjunción realizada por R.Vega en las piezas expuestas, introduciendo en un amplio paisaje la figura heroica del deportista.

El atleta aparece solo, depositado en una entorno natural inmutable que muestra su fuerza, ante la cual es insignificante la existencia humana. El deportista lucha contra todo, ajeno al medio donde está, superándose con sus propias fuerzas, o desafiando la grandiosidad de la Naturaleza.

El pintor compone paisajes de poderosa fuerza cromática, ardientes en las horas decadentes de su fulgor, en dorado éxtasis exultante de plenitud, espectáculo natural que torna a veces en tenebrosa realidad aplastante, devastadora y violenta, descrita con azules y violáceos, que dotan de dramatismo la escena enmarcada. Compone estos paisajes con una hábil distribución cromática, consiguiendo trasmitir el efecto relatado. Y supera la estética del paisaje por la distorsión en la obra introducida, pues surge la figura de la persona en plena práctica deportiva, creando un choque estético. Genera esta presencia una tensión en el cuadro, violenta y desasosegada, que crea un diálogo entre la figura y su entorno, cuyo murmullo intuye el espectador.

Rafael Vega expresa muy bien el sentido de su obra, con fuerza impresa y belleza en los colores esparcidos, que construyen espectaculares paisajes, o escenarios de intensidad amenazante, logrando producir, al incluir al deportista en el cuadro, provocación en la mirada y desconcierto en la observación de las piezas colgadas. Ahí está su mérito.

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