Amplias playas de arena fina se extienden hacia la sierra del Cabo, melancólicas y recogidas, invitando al viajero a fundirse en ellas con la Naturaleza; aire, mar, arena y sol se conjugan para crear momentos liberadores de la mirada rutinaria. Estos espacios generan sosiego, acoplando el ritmo vital a la melodía oculta del universo, que suena confundida con el murmullo del viento, las olas del mar y el latido de la vida.
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