Heroicas tras los embates de las inclemencias de los meteoros siguen erguidas aún las pitas, únicas en sobresalir sobre la horizontalidad impuesta, luchando por alcanzar la bóveda azul y abrazar al disco apolíneo. Como un espejismo surgen en el páramo, creando una sinfonía visual de verticalidades e inclinaciones varias, cuán bosque encantado, duro y áspero, que en torno a sí cubre con su áurea una legión de seres invisibles que reinan en el lugar.
La monotonía del llano es rota por su presencia, formando en su interior un laberinto mágico, por el que deambula la luz, como flujo instantaneo y permanente a la vez, trasnportando al reino de los genios que habitan en la Naturaleza.
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