EN UN LUGAR DEL CUARTO OSCURO
Galería Elvira. Mayo 1995 (Granada)
Navegar por los mares del clasicismo convierte a los osados pintores que lo hacen en auténticos atlantes de la tradición.
Terrible peso aplastante, generador de incertidumbres, sólo asequible para aquellos artistas con bagaje suficiente para intentarlo.
Es difícil, pero en el Arte todo reto se convierte en apetecible, a más dificultad, mayor deseo por conquistar cotas permitidas exclusivamente a unos pocos.
Así Pepe Martín en sus bodegones, camina por esta senda. En ellos se percibe nítidamente una impronta personal, comunicándonos las intenciones generales del autor al realizar la composición.
El estudio de ésta desprende la obsesión de Pepe Martín por el tiempo que pasa. La vulnerabilidad de la materia viva se ve reflejada en las frutas picadas, rugosas, aisladas en un desván presas del olvido.
El polvo de las garrafas, o que se percibe en las cosas, expresa el exilio en la memoria de quien allí las puso. Cuerdas y objetos varios transmiten su tiempo de procedencia; las hojas secas, la mazorca desgranada, refuerzan el mensaje.
Es por lo que convierten el cuadro en auténtica reflexión metafísica. Evoca aquello que fue, y en la mente del espectador esta idea suscita recuerdos dichosos, que son los más añorados.
Paz, olvido y nostalgia, constituyen variables fundamentales de su ecuación pictórica.
En los bodegones de Pepe Martín el tiempo transcurre, irradiando su dictado en los objetos que posee.
En el momento preciso de abrir la puerta de algún cuarto olvidado una cálida luz penetra en las cosas, descubriéndolas a la mirada; es como la visión introspectiva que nos hacemos alguna vez rememorando el pasado.
Pepe Martín, en su obra expuesta en la Galería de Arte Elvira, muestra el otro lado de la naturaleza humana, aquella que vive inquieta por saberse oprimida bajo la temporalidad de la existencia.
NOSTALGIA Y PASION
Galería Arte Directo. Junio 1995 ( Granada)
En la galería Arte Directo expone su obra Víctor Martín ( Guadix, 1957)
Los cuadros colgados muestran el alto nivel pictórico de este autor y la consolidación madurativa de sus creaciones.
Utilizando el óleo como técnica compositiva, y partiendo desde perspectivas clásicas, aborda las ideas que presiden su actividad vital; éstas son las espuelas que le motivan en la elaboración artística.
Usando el efecto plástico desprendido en sus cuadros, produce en el espectador sentimientos de nostalgia, expresando en ellos la antigüedad del recuerdo, el tiempo que pasa y todo lo cubre, oscureciendo la memoria; conseguido esto gracias al cromatismo portado en las piezas expuestas.
Trenes y tranvías son las imágenes ligadas a su infancia, evocan el idílico estado en el cual era visto el mundo con mirada inocente. El tren representaba aventura, tierras lejanas, el transcurrir del tiempo que su paso suscitaba.
La mujer, figura cargada de sensualidad y deseo, y modelo de belleza, cristalización real de ésta, es otro motivo de representación frecuente en la obra de Víctor. La pasión cabalga en estos cuadros, desde lo m s hondo de sus recuerdos. Los colores usados aquí desprenden calor y placidez, diciéndonos que en medio de la turbulencia y vorágine de la cruel realidad siempre está ella, como refugio de las adversidades acechantes.
El ciprés, en el cuadro del mismo nombre, surge destacado de su entorno, avisándonos del temor que anida en el artista; ciprés recortado en una atmósfera quebrada y dura.
El contorno de las formas se diluye en el fondo del color, resultando un conjunto generador de sensaciones que quiere transmitir. Igual que la calidad asociada a ésta.
CAMPOS DE CRONOS
Galería Arte Directo. Octubre 1995
Fuerza generadora posee Granada en la producción de jóvenes talentos artísticos. Y María José Casado es un ejemplo.
En su primera exposición individual, en la galería Arte Directo, muestra un gran ímpetu creativo, impreso con fuerza e inteligencia, originalidad y dominio cromático.
El tiempo, las huellas que el transcurrir produce, es el eje en torno al cual gira su obra. Un universo misterioso, dominado por la fuerza del dios Cronos, se refleja en sus cuadros; serenos unas veces, llenos de misterio y de susurrantes acechos, envueltos con el velo de lo ignoto, otras.
Consciente o no, consigue plasmar el ritmo temporal en las piezas colgadas, en las cuales la forma surge del color, representando un mundo personal, fruto de un intrincado camino que le descubre paisajes fantásticos, llenos de vigorosa inspiración poética; su mano transmite a la mirada aquellas imágenes que viven en nuestros subconscientes, evocadoras de sensaciones que fluyen en los sentimientos; y aquí radica su chispazo vital, provocan.
Estos cuadros muestran el potencial creativo que posee y promete desarrollar en el futuro. M.J. Casado, busca sin cesar, tratando de alcanzar la fórmula propia que defina su producción pictórica.
Esperemos que pronto encuentre la plenitud madurativa que la exploración, trabajo y el tiempo dotan.
LA REALIDAD TRASPASADA
Palacio de la Madraza. Octubre 1995 ( Granada)
El pintor levantino José‚ María Fiblá, expuso en el palacio de la Madraza, durante el mes de Noviembre, un conjunto de obras dispares en procedencia y temática. Esto no importa, porque la mano maestra del pintor deja impresa su huella de forma patente.
Salvo algún que otro cuadro, producto de la búsqueda hacia nuevas formas de expresión, el resto del conjunto muestra una homogeneidad estilística.
Este artista ha conseguido destilar su pintura en trazos tenues, suaves, muchas veces discontinuos y gruesos, dispuestos de tal forma que consigue el efecto tal y como lo había forjado en sus pensamientos.
Mucho tiempo de estudio y trabajo, duras horas de reflexión en la soledad del taller, son las que este artista ha pasado tras la fórmula que le permita sublimar las formas, descomponiéndolas, traspasando la opacidad matérica hasta obtener la esencia verdadera. Espíritus capturados por su mano iniciática, que expresa magistralmente con los pinceles.
Manchas esparcidas con fortuna aparente, pero con resultados de antemano deseados, crean formas aquí y allí, todas unidas en un conjunto singular por el medio natural que los acuna, resaltando la simbiosis entre todo lo creado. Utilizando colores ocres, rojizos, verdosos y marrones, preferentemente.
En sus cuadros aparece siempre una vaporosa atmósfera que intenta cubrir lo visible, actuando como obstáculo, que es lo que la apariencia dicta a los sentidos, para descubrir la verdadera esencia de las cosas.
Arte maestro y purificado, producto de la experiencia que la exploración dota, y de la perfección alcanzada por Fiblá.
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