sábado, 30 de julio de 2011

LA MIRADA PERDIDA II

                                                    EN UN LUGAR DEL CUARTO OSCURO
                                                          
                                                        Galería Elvira. Mayo 1995  (Granada)

Navegar  por los mares del clasicismo convierte  a  los osados  pintores que lo hacen en auténticos atlantes de  la  tradición.

Terrible peso aplastante, generador de  incertidumbres, sólo  asequible   para   aquellos   artistas   con   bagaje   suficiente para intentarlo.

 Es  difícil, pero en el Arte todo reto se convierte  en  apetecible,  a  más dificultad, mayor deseo por  conquistar  cotas permitidas exclusivamente a unos pocos.

 Así Pepe Martín en sus bodegones, camina   por    esta  senda.  En  ellos  se   percibe  nítidamente  una  impronta personal,  comunicándonos  las  intenciones  generales  del autor al realizar la composición.

 El estudio de ésta desprende la obsesión de Pepe Martín por  el  tiempo que pasa. La vulnerabilidad de  la  materia viva  se  ve  reflejada  en las  frutas  picadas,  rugosas, aisladas en un desván presas del olvido.

 El polvo  de  las garrafas, o que se percibe en  las  cosas,  expresa  el exilio en la memoria de quien allí  las  puso.  Cuerdas  y  objetos varios transmiten su  tiempo  de procedencia;  las  hojas  secas,   la  mazorca  desgranada, refuerzan el mensaje.

 Es  por  lo  que   convierten  el  cuadro en  auténtica  reflexión  metafísica. Evoca aquello que fue, y en la mente del  espectador  esta idea suscita recuerdos dichosos,  que son los más añorados.

 Paz,   olvido   y   nostalgia,  constituyen   variables fundamentales de su ecuación pictórica.

 En  los bodegones de Pepe Martín el tiempo  transcurre, irradiando su dictado en los objetos que posee.

En  el  momento  preciso de abrir la  puerta  de  algún cuarto  olvidado  una  cálida  luz  penetra en  las  cosas,  descubriéndolas  a   la   mirada;   es   como   la   visión  introspectiva  que  nos hacemos alguna vez  rememorando  el  pasado.

Pepe Martín, en su obra expuesta en la Galería de  Arte   Elvira,  muestra  el  otro lado de  la  naturaleza  humana,  aquella  que  vive  inquieta por saberse oprimida  bajo  la  temporalidad de la existencia.


  
                                                              NOSTALGIA Y PASION

                                            Galería Arte Directo. Junio 1995 ( Granada)         


En  la  galería Arte Directo expone  su   obra   Víctor Martín ( Guadix, 1957)

 Los  cuadros colgados muestran  el alto nivel pictórico de  este  autor  y  la   consolidación  madurativa  de  sus  creaciones.

 Utilizando   el   óleo   como   técnica  compositiva, y partiendo  desde  perspectivas clásicas, aborda  las  ideas que  presiden  su actividad vital; éstas son  las  espuelas que le motivan en la elaboración artística.

 Usando  el efecto plástico desprendido en sus  cuadros, produce  en  el   espectador   sentimientos  de  nostalgia, expresando  en ellos la antigüedad del recuerdo, el  tiempo que  pasa  y  todo  lo   cubre,  oscureciendo  la  memoria; conseguido esto  gracias  al  cromatismo  portado  en  las piezas expuestas.

 Trenes  y  tranvías  son   las  imágenes  ligadas a  su infancia,  evocan el idílico estado en el cual era visto el  mundo  con mirada inocente.  El tren representaba aventura, tierras  lejanas,  el  transcurrir del tiempo que  su  paso  suscitaba.

 La  mujer,  figura cargada de  sensualidad y  deseo, y modelo  de  belleza,  cristalización real  de ésta, es otro motivo de representación frecuente en la obra de Víctor. La pasión  cabalga en estos cuadros, desde lo m s hondo de sus  recuerdos.  Los  colores  usados  aquí  desprenden  calor y placidez,  diciéndonos  que  en medio de  la  turbulencia y vorágine  de  la  cruel realidad siempre  está   ella,  como refugio de las adversidades acechantes.

 El  ciprés,  en  el  cuadro  del  mismo  nombre,  surge  destacado  de su entorno, avisándonos del temor que anida en el artista;  ciprés recortado en una atmósfera  quebrada y dura.

El  contorno de las formas se diluye en el  fondo  del color,  resultando un conjunto generador de sensaciones que quiere transmitir. Igual  que   la  calidad asociada a  ésta.

  


                                                                 CAMPOS DE CRONOS

                                                         Galería Arte Directo. Octubre 1995 

Fuerza  generadora  posee Granada en la  producción  de jóvenes  talentos  artísticos.  Y María José  Casado  es  un ejemplo.

En su primera exposición individual, en la galería Arte Directo,  muestra  un  gran ímpetu  creativo,  impreso  con fuerza e inteligencia, originalidad y dominio cromático.

El  tiempo, las huellas que el transcurrir produce,  es el  eje  en  torno  al  cual gira  su  obra.  Un  universo  misterioso,  dominado  por  la fuerza del dios  Cronos,  se    refleja  en  sus  cuadros; serenos unas  veces,  llenos  de misterio  y de susurrantes acechos, envueltos con el  velo de lo ignoto, otras.

Consciente o no, consigue plasmar el ritmo temporal  en las  piezas  colgadas,  en las cuales la  forma  surge  del color,  representando  un  mundo   personal,  fruto  de  un intrincado  camino  que le descubre  paisajes  fantásticos, llenos  de vigorosa inspiración poética; su mano  transmite a  la  mirada  aquellas  imágenes  que  viven  en  nuestros subconscientes,  evocadoras  de sensaciones que  fluyen  en los  sentimientos; y  aquí   radica   su   chispazo  vital, provocan.

Estos cuadros muestran el potencial creativo que  posee y  promete  desarrollar en el futuro.  M.J.  Casado,  busca sin cesar, tratando de alcanzar  la fórmula propia que defina su producción pictórica.

 Esperemos  que pronto encuentre la plenitud  madurativa que la exploración, trabajo y el tiempo dotan.


  

              LA REALIDAD TRASPASADA

Palacio de la Madraza. Octubre 1995 ( Granada) 

 El  pintor  levantino José‚ María Fiblá, expuso en el palacio  de  la   Madraza, durante el mes de Noviembre,  un conjunto  de obras dispares en procedencia y temática. Esto no  importa, porque la mano maestra del pintor deja impresa su huella de forma patente.

 Salvo  algún que otro cuadro, producto de la  búsqueda   hacia  nuevas  formas de expresión, el resto  del  conjunto muestra una homogeneidad estilística.

 Este  artista  ha  conseguido destilar  su  pintura  en  trazos  tenues,  suaves,  muchas  veces  discontinuos y gruesos,  dispuestos de tal forma que consigue el  efecto tal y como lo había forjado en sus pensamientos.

 Mucho  tiempo  de  estudio y trabajo,  duras  horas  de  reflexión  en  la  soledad  del taller, son  las  que  este artista  ha pasado tras la fórmula que le permita  sublimar  las  formas, descomponiéndolas,  traspasando la  opacidad  matérica  hasta  obtener  la esencia  verdadera.  Espíritus capturados   por   su   mano   iniciática,   que   expresa  magistralmente con los pinceles.

Manchas  esparcidas  con  fortuna  aparente,  pero  con resultados  de antemano deseados, crean formas aquí y allí, todas  unidas en un conjunto singular por el medio  natural que  los  acuna,  resaltando  la simbiosis  entre  todo  lo creado.  Utilizando  colores   ocres,  rojizos,  verdosos y  marrones, preferentemente.

En  sus cuadros aparece siempre una vaporosa  atmósfera que  intenta  cubrir lo visible, actuando  como  obstáculo, que  es  lo  que la apariencia dicta a los  sentidos,  para descubrir la verdadera esencia de las cosas.
       
Arte  maestro y purificado, producto de la  experiencia que  la  exploración  dota, y de la  perfección   alcanzada  por Fiblá.

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