Conocí a José Antonio Acosta hace ya muchos años, en la feria ARTE+SUR de Granada. Esforzado siempre por potenciar el arte almeriense, organizando montajes artísticos, trabajando por su expansión y conocimiento.
Gracias a él, Antac como firmaba sus obras, pude conocer las producciones artísticas de la Almería actual, pudiendo constatar la tremenda calidad, frescura y originalidad en ellas portada.
José Antonio Acosta era una persona íntegra, enamorado de su oficio, y también un gran pintor que sabía traducir los destellos cegadores de la luz, en su transcurrir salvaje por los páramos descarnados, auténticos y poéticos, de la faz almeriense. Su pintura transcribía belleza rutilante, desarrollada con un pulso delicado en un festival cromático de armonía perfecta. El espíritu almeriense es así, él supo interpretarlo y transmitirlo.
Antac atesoraba grandes producciones frustradas por el destino oscuro y caprichoso. Mas lo realizado por este artista contempla la grandeza y valía de su obra. Merece un gran homenaje.
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