viernes, 5 de agosto de 2011

SOBRE LA EXPOSICIÓN DE HOMENAJE A MOSCOSO. CELEBRADA EN MAYO DE 2010

LA GRANADA MOSCOSIANA DEL AÑO 2050
Exposición colectiva en la Galería Granada Capital

Por Francisco Bautista Toledo

¿Cómo será Granada en el futuro? ¿Perdurará su esencia o caerá en las fauces del cosmopolitismo global?

Es un ejercicio de imaginación. Más bien de adivinación, a través de la exploración de las formas y colores ocultos tras el telón blanco del lienzo.

Los artistas escrutan, crean vínculos con el envés del blanco para expresar los colores y formas que allí se ocultan, siendo su visión la imagen que el futuro aguarda.

Con esta filosofía plástica, abordan un grupo de artistas la gran aventura del descubrimiento de la faz de la Granada futura.

Cada uno la interpreta según el azar del pliegue roto del blanco real o que la forma bruta ha dispuesto. En todos persiste la esencia granadísima de la Alhambra, sus piedras y recuerdos. Los ocres de su atardecer, su luz diáfana que vence gloriosa los temores que generan las oscuras sombras. Se presiente el sonido del agua en su transcurrir por el Darro, la chicharra cantarina, el aroma a jazmín del Albaicín. Cada uno de ellos, en su estilo, interpreta el futuro. Unos como pervivencia y esencia, espíritu de la ciudad que permanece; otros como progreso, triunfo sobre el encorsetamiento costumbrista que quiere confundirse con su alma verdadera.

Amesa ahonda hacia la esencia de la luz en el diálogo con la materia que la acoge. Con fuerza imprime el concepto en las obras creadas, dotándolas de misterio, espacios recónditos que invitan a ser penetrados por el espectador.

Arabesco presenta a la persona como eje central de la ciudad. Ella es la que contiene y empapa con su presencia las construcciones y el lugar que ocupa. Asombro, pérdida, añoranza , de un futuro tamizado de Oriente.

María José de Córdoba nos descubre el mapa geométrico descrito por la ciudad, donde las líneas, ángulos y sinuosidades, recrean una simbología esotérica que contiene la esencia del alma más oculta que encierra.

César Molina “ Culatas “ describe el universo estructural, racional y simple que tiende a conjugar las construcciones de las ciudades en el futuro.

Arturo Herrera propone un posible mundo soñado, técnico, casi virtual, donde la energía absorbe los edificios ocultándolos con sus radiaciones.

Ignacio Antonio, concibe la ciudad como camino hacia la convivencia, el progreso en otra dimensión estética-espiritual. Muy bien captado en las obra que muestra, imagen soberbia que sugiere todo y a la vez deja fluir otras alternativas, para que sean exploradas o pensadas por el espectador.


Maureen L.Booth posa su mirada creativa en la Granada eterna, en sus ocres y ocasos.

Miguel Rodríguez Acosta se une al concepto de Dolores Montijano. Sólo el futuro sabe lo que acontecerá, aunque el ambiente cromático siempre sienta su imperio.

El misterio velado, que se intuye y está abierto a toda interpretación, es la obra ofrecida por Dolores Montijano.

Emilio A. Olalla-La Torre sintetiza la modernidad, el atrevimiento estético del color, clásica del siglo XX, con la Granada tradicional. La conjunción cromática crea un espacio representativo de la ciudad que surge de esta unión.

Manuel Ruiz centra su mirada en los restos del naufragio en el mar de Cronos, recordando que siempre queda lo auténtico. Cualquier ruina del esplendor produce fragmentos que serán semillas de ideas futuras.

David Zaafra plasma la pasión de Granada, de sus gentes, abonando la idea anterior.

Todas estas visiones del futuro de la ciudad se refuerzan entre sí, generando respuestas múltiples que responden a los avatares del futuro complejo. Incertidumbre, tradición, impronta poderosa del siglo XX , son los destellos que envuelven el conjunto plástico ofrecido. Responden con plenitud a la cuestión propuesta por el recordado Antonio Moscoso, maestro de la pintura granadina, que con sus obras, e influjo intelectual, se ha hecho eterno en la memoria de la ciudad.

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