martes, 23 de agosto de 2011

REGRESO A TIERRA BALDÍA:TIEMPO DE HÉROES IV

XILOGRAFÍAS
Antje Wichtrey en Jesús Puerto. Noviembre -diciembre
Puse el pie en el aire... así titula la autora esta
exposición.
Buena técnica, poderosa concepción de la idea que se quiere expresar, y sobre todo habilidad en el trabajo con la tabla, son los elementos que transforman las piezas
de A. Wichtrey en obras de arte.
En cada una de sus composiciones la soledad envuelve y llena todo, es la protagonista, estando los seres que allí existen perdidos, aislados, aunque
aparezcan en conjunto, ensimismados, ajenos a lo que acontece fuera de sí, en plena búsqueda de la nada,reflexionando sobre el devenir de la realidad; y sin
embargo son seres anónimos, ligados a una masa, aunque solos estén representados, que dotan de movimiento la obra, interaccionando con su presencia.
Son elementos que impregnan de propiedad cinética las piezas impresas. Transcienden estas figuras informes, en un paisaje onírico, la pieza rectangular hasta la
comprensión de quien las observa, haciéndolo partícipe de su universo,reflexionando sobre el por qué de nuestra presencia en la realidad, agobiando el entendimiento hasta la angustia que la existencia suscita.
La madera está grabada con suavidad, seguridad, habilidad y gracia, otras veces basta manchas necesarias para crear la imagen deseada, en un fondo cromático que potencia la idea que la artista quiere transmitir.
Soledad, búsqueda, desconcierto, angustia, son expresadas en sus xilografías, consiguiendo una poderosa dicción plástica, sin utilizar artificios complicados, barrocos o extravagantes, solamente la sencillez de la mancha humilde, de la línea tenue impresa con precisión y la idea compositiva generada por la intuición mágica de Antje Wichtrey. La fuerza del color que utiliza, la claridad de conceptos que espolean su obra y técnica, son suficientes para que la autora exprese un discurso
plástico donde transmite las inquietudes que anidan en su interior.


SOBRE CUERPOS
Norberto Goldburd en la Galería Toro. Noviembrediciembre
Norberto Goldburd nos muestra su nueva obra. La superación es su meta, la constancia su fuerza, atravesar el árido desierto de las tediosas horas donde la oscuridad del camino hace imposible proseguir en la senda deseada, es el enemigo que siempre acecha a todo artista plástico, pero la grandeza pictórica de sus
pinceles convierten en triunfo cada línea trazada.
Cuerpos y más cuerpos, indeterminados, inacabados, entrelazados, amasijos carnosos, retorcidos en pleno éxtasis o trance doloroso, son el objeto de su obra. Pinta sin cesar, buscando obtener el destilado que las formas contienen, el fermento que convierte en vida la inanidad de las formas corpóreas. Líneas sinuosas avanzan y retroceden, retorciéndose para triunfar sobre el lienzo, configurando en el dibujo
que surge voluptuosas figuras inacabadas, sumergidas en momentos de pasión, gozo y dolor, expresión máxima que transmiten sensaciones extremas en el gesto. No es necesario que posean caras o extremidades,basta los troncos corporales para conseguir embotar los sentidos con la idea transmitida. Y es alcanzado el objetivo propuesto por la habilidad del oficio desarrollado por el pintor, que logra infundir y transmitir la fuerza del sentimiento transcendente querecorre los cuerpos, con un dibujo voluptuoso, preciso, tenso y rotundo, que navega y se sumerge en colores rojos, ocres y marrones oscuros, con negros veteados, que transfiguran la imagen para originar un clima denso y pastoso, que potencia la idea del momento plasmado. N. Goldburd supera un nuevo desafío y ofrece una obra sincera y sencilla, cargada de madurez artística, sólo asequible a un pintor que hay que tener en cuenta en futuras producciones. Excelente.


LAS ACUARELAS DE RAFAEL SEMPERE
Galería Xauen. Noviembre-diciembre
Pintar acuarelas, ser original y mostrar algo nuevo en la escena plástica, es difícil por la perfección técnica alcanzada. La superación del artista es la meta, la búsqueda de nuevas tonalidades que atraigan la mirada el objetivo supremo.
Para ello es necesario atravesar largos tramos de aridez imperante, donde la fatiga, desasosiego, abatimiento y ahogo compositivo acechan al autor.
Rafael Sempere vence con su trabajo las trabas que la perfección de otros le ofrece, pues con su dominio del oficio iguala altas cotas y se sitúa en un lugar de
referencia, ofreciendo una obra realizada con perfección técnica, donde el color se esparce y configura formas y volúmenes, tomando existencia singular en el rectángulo enmarcado, con una profundidad y solidez generadora de un ambiente grávido, austero, en un clima de serena espera. Y la luz siempre presente,
deambulando libre por la obra, definiendo y acotando cada mancha depositada por la mano del pintor en su lugar exacto, vibrando dentro de ella. Traslada la imagen grabada en su retina a las acuarelas, creando un diálogo entre los seres
representados y el espectador, insuflando en cada composición un pulso vital propio.
En cada acuarela pintada, retrata un retazo de la realidad, pasada o presente, donde el artista va anotando aquellas vivencias que llaman su atención, como si de diario de viajes se tratara.
R.Sempere nos relata biografías múltiples, bastando solamente unas cuantas pinceladas, en las que recoge aquellos rasgos significativos que describen y descu- bren la personalidad del personaje, cómo viven, cuáles son sus apetencias y necesi-dades.
Retrata una realidad social en piezas magistrales,otras veces, la ternura o sensación de soledad; aunque no figuren seres alguno su presencia lo llena todo.

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