martes, 30 de agosto de 2011

REGRESO A TIERRA BALDÍA:TIEMPO DE HÉROES VII

FIAT LUX
La obra última de Ignacio Antonio
Y al principio fue la luz, energía radiante que desvela los cuerpos tangibles que tienen presencia real. Gracias a su esencia la naturaleza de lo que existe es ante la mirada.
Ignacio Antonio explora a través de la pintura el trasfondo último de la luz, escrutando en su seno y describiendo propiedades, diseccionándola para
atrapar el momento donde la claridad envolvente choca con la retina,produciendo un impacto que define el mundo que nos rodea.
Luz y movimiento son consustánciales, abrazados en un espacio dinámico y atemporal, que sin embargo no siempre permanece fiel a sí mismo.
La obra de I.Antonio responde al cientismo que describe lo creado, mostrando sus composiciones como singularidades en la realidad, para penetrar en el seno de la energía del color, conjuntada para originar
sensaciones; es ella la que define la forma, crea y recrea las impresiones que anida en la conciencia del espectador. Unas veces es fuerte, densa o pastosa, otras ligera y vaporosa. Transcribe en la mirada la fuerza traspasada en los haces danzantes que atrapa en cada uno de sus cuadros, exponiéndolos como transgresiones traviesas del universo invisible que mueve todo.Sabe expresarlo mediante una técnica precisa, elaborada y perfectamente concebida, asumiendo su labor plástica como discurso vital cantado en la obra creada. Juega con la composición, busca distribuciones
espaciales novedosas, y tras largo divertimiento concluye en obras de magnífico resultado. La luz es atrapada, retenida y conjugada en todas sus
declinaciones, resonando en los cuerpos que toca. Como un titán, el artista se enfrenta a la divinidad técnica,para superar con hábil talento plástico aquello que el frío fotograma es incapaz de pronunciar.
La pintura de Ignacio Antonio es una interesante propuesta por explorar.

EL MEDITERRÁNEO PINTADO POR GERMAN BANDERA

En vano te afanas por descifrar los signos del escriba, garabatos
ilegibles signados por el tiempo.
J.A Sáez. Del libro: La edad de la ceniza

Vuelve Germán Bandera con brioso ímpetu a mostrar su obra.
Elegancia apacible que transciende la mirada,extasiando el instante y liberando hacia estados de paz interior, concentrando la atención en las formas que nos rodean, desgarrando el color de la geometría imperante.
A través de un estilo personal impregnado de mediterraneidad, ha evolucionado desde el estudio cromático ajeno a formas acotadas hacia el origen primero de nuestra cultura, evocando y reelaborando desde una perspectiva actual, liberada de dictados estéticos preestablecidos, el universo clásico, que yo defino en su estadío pictórico de "romano".
Es valiente en cada propuesta plástica que ofrece, pues sigue investigando y explorando nuevas posibilidades mediante el uso de conceptos artísticos
primigenios, para construir novedosos planteamientos plásticos.
Su obra actual presenta una madurez compositiva,transformando el objeto, paisaje o sujeto en elemento liberado de la inanidad, que solicita atención propia. Sin estridencias lo consigue, con elegante combinación de colores, que refuerzan lo pintado en el cuadro, llenando de volumen sus dos dimensiones,creando un aire grávido que genera sosiego en el
espíritu agitado. Construye un discurso paralelo donde se proclama el
triunfo de la belleza liberada del soporte matérico,tensión que surge contrastando con la serena perfección de la geometría de las formas, interactuando entre sí para reproducir la vibración, calidez, el aroma salitroso,la luz que acaricia la piel, de nuestra tierra mediterránea.

LAS ANOTACIONES DEL PINTOR
José Pastor en la Galería Cidí Hiaya. Diciembre-enero

Es difícil expresar las ideas con la grafía del alfabeto, es insuficiente para exponer sentimientos, conceptos o emociones que la vida nos proporciona. Hay que utilizar un lenguaje más rico y sugestivo, que consiga el chispazo generador de la sintonía de quien contempla e
interpreta los signos que los representa.
La pintura, como la música, consigue enriquecer la expresión permitiendo transmitir las vivencias que anidan en el artista, que si de un explorador fuera otea los pliegues que la cotidianeidad real encierra.
José Pastor es uno de estos viajeros que anota en su diario cada emoción que la contemplación le ofrece. Su diario es singular, constituye un blanco lienzo donde deposita cada uno de los signos emotivos que recorren
su ánimo. Es un poeta que canta sus epopeyas sentimentales en cada uno de sus cuadros, a través de los pinceles, realizándose y expandiéndose más allá de sí mismo, impregnando cada pieza que toca, guardando en ella el nervio espiritual que configura su personalidad. De temática variada, la obra que presenta en la Galería Cidí-Hiaya es rica en color, sugestiva y de
factura correcta. Serena, elegante y equilibrada, producto de la
experimentación estilística del artista, que sin ningún pudor trabaja modos diferentes de interpretar la pintura que han recorrido el siglo veinte. A pesar de todo, gracias a su buena técnica en eldibujo, dominio de la composición cromática y acierto en la estructuración de su obra, consigue piezas de valor aceptable, amplias al entendimiento y fácil de
contemplar.No se complica en superar tendencia alguna, sólo es él, construyendo con toda la amalgama pictórica de estilos varios un espacio plástico personal, serio,sobrio y sincero. Es libre al pintar, se divierte
haciéndolo, transmitiendo ese estado al espectador, relatando sus gestas íntimas mediante los cuadros pintados.Su obra es agradable, buena y cumple con la finalidad que José Pastor quiere alcanzar cuando desplaza su mano sobre el blanco enmarcado: gustar y ser interpretada fácilmente, pues es un alegre divertimento de un pintor sin preocupaciones estéticas
transcendentales, ni tampoco ningún tipo de complejos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario