Color intenso, pasión impresa, declamación continua que quiere relatar las emociones del pintor.
Sentimientos que no podrían se expuestos tan descarnadamente como en la pintura. La esencia del paisaje, de la mirada del universo creado, penetra en el interior del artista, que tras su asunción vuelve al exterior para ser reflejado en los cuadros que pinta. Pasiones profundas, violentas unas veces, emociones poderosas que trasforman la mirada. Grave sinfonía cromática que llena los sentidos, surgiendo de vez en cuando producciones elegantes y ligeras, de calidad notable. Poderosa dicción plástica posee este pintor. M.A. Blanca concibe la expresión pictórica como la plasmación de la sustancia de la imagen diluida en colores. Colores que le dan ánima, que explican la propiedad de lo tangible.
Construye un entramado cromático denso, muy bien conjugado, elaborado con fuerza, claridad de conceptos y perfectamente definido. Tras la pesada capa de azules, rojos, violetas… subyace un mundo cálido, suave, que quiere abrirse al exterior, que palpita en las entrañas de su obra y produce desconcierto al observarla. Calma oculta que pide ser liberada para presentarse gozosa en tonalidades cálidas, ocres pálidos o en tenues azulados. Mas la fuerza impresa por la pasión del artista impide sea contemplada.
Interesante exposición la ofrecida por Miguel Ángel Blanca.
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